Mónaco da su último adiós a Raniero

por hola.com
Mónaco ha amenecido plomizo. Como los corazones de sus ciudadanos. El dolor y la tristeza se han adueñado de las calles de cuento del pequeño Principado al saber que el príncipe Raniero, el hombre que escribió su gloria, está a punto de emprender su último viaje. Un último recorrido del palacio a la catedral, donde descansará para siempre junto a su esposa, la princesa Grace.

Todos los monegascos sentían una profunda admiración por Raniero. Se ha notado en el velatorio durante los tres días en que ha permanecido abierta su capilla ardiente a la que se han acercado más de 15.000 personas. Y se nota hoy. El peñón se ha teñido de luto. Todas las banderas ondean a media asta; de los balcones y ventanas de la ciudad cuelgan crespones negros junto a los colores de la enseña del Principado (rojo y blanco); los escaparates de las grandes firmas de moda y joyería han reemplazado sus tesoros por retratos del príncipe Raniero entre lazos negros... La vida en el Principado se ha detenido y cada rincón destila nostalgia por sus poros. La soledad de sus calles contrasta con el ambiente en lo más alto de "La Roca", donde se agolpan cientos de ciudadanos. Han salido de sus casas para rendir tributo a este Príncipe constructor, y hasta mago dirían algunos, de este reino de los sueños. Como también reyes y reinas, príncipes y princesas, jefes de Estado y de Gobierno, hasta medio centenar de personalidades, han querido arropar a los Grimaldi en su último adiós al soberano monegasco.

La Realeza europea dice adiós a su decano
A partir de las diez de la mañana, los miembros de la realeza europea y mandatarios extranjeros, de riguroso luto, han empezado a llegar al Palacio de los Grimaldi: el rey don Juan Carlos de España, los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, el rey Alberto II de los Belgas, la reina Sonia de Noruega (su esposo el rey Harald se recupera de su segunda operación de corazón), el Gran Duque Enrique de Luxemburgo, el príncipe Guillermo de Holanda, el rey Constantino, el rey Víctor Manuel de Saboya con su esposa, Marina Doria; el Duque de York (Carlos está de luna de miel), el principe Joaquín de Dinamarca, el Príncipe Alois de Lichetenstein, la Emperatriz Farah Pahlavi, el duque don Duarte de Braganza, Alejandro II de Yugoslavia y de Serbia, el presidente francés, Jacques Chirac... Los miembros de la [Familia Real monegasca] aguardan en las depedencias de Palacio la escalonada llegada de las delegaciones oficiales, quienes durante unos instantes hacen llegar sus condolencias a los Grimaldi.

El Rey don Juan Carlos se dirigió primero a la capilla ardiente de Rainiero, donde permaneció unos minutos ante sus restos para rendirle un último tributo. Posteriormente, el soberano fue recibido en los aposentos reales por los tres hijos de Rainiero, su sucesor, Alberto, y las princesas Carolina y Estefanía, a quienes expresó sus condolencias. "Fue un mensaje de condolencias a la familia y a todos los monegascos", marcado por la emoción "de un momento tan triste", manifestaron fuentes cercanas.
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