La romántica boda de los príncipes Félix y Claire de Luxemburgo en la Provenza francesa
Cuatro días después de contraer matrimonio en una ceremonia civil, la pareja se ha dado el segundo 'sí, quiero' en la basílica de Sainte-Marie-Madeleine ante 370 invitados
Después de que hace cuatro días contrajeran matrimonio en una boda civil en la tierra natal de la novia, el príncipe Félix de Luxemburgo y Claire Lademacher se han dado el segundo 'sí, quiero' en una ceremonia religiosa en la basílica de Sainte-Marie-Madeleine, al sur de Francia, que ha sido oficiada por el arzobispo de Luxemburgo, monseñor Jean-Claude Hollerech. La pequeña ciudad de Saint-Maximin-la-Sainte-Baume ha amanecido engalada para el gran día y son muchos los ciudadanos que se sienten orgullosos de que se haya celebrado un enlace de estas características en su localidad, próxima a Marsella. El templo tiene casi 1.000 años de antigüedad y es objeto de una gran veneración por fieles de todo el mundo. Comenzó a construirse en 1.295 sobre las ruinas de una iglesia merovingia y es uno de los ejemplos más importantes del llamado gótico provenzal.
El novio llegaba muy sonriente y saludando a toda la multitud, la mayoría lugareños pero también muchos turistas, acompañado de su orgullosa madre, la Gran Duquesa de Luxemburgo, que eligió para este día tan especial un vistoso conjunto de color fucsia con bordados en la parte superior, a juego con sus zapatos y su tocado, en el que llevaba una llamativa flor.
El secreto mejor guardado, el vestido de la novia, se desveló en cuanto una emocionada Claire llegó a la basílica a las once en punto a bordo de un Rolls Royce Phantom color plata de 2006 y del brazo de su padre, Hartmut Lademacher, que estaba feliz de poder vivir junto a su hija el que, sin duda, será uno de los pasos más importantes de su vida. Después de que el pasado martes, durante la boda civil, optara por el vanguardista diseñador holandés Jan Taminiau, en la boda religiosa se decantó por el clasicismo de la alta costura de Elie Saab, que según la prensa luxemburguesa se puede calificar como 'oda a la delicadeza'.
La esposa del príncipe Félix estaba bellísima y espectacular con un elaborado vestido de encaje y un largo velo bordado, que iba sujeto en la tiara floral de diamantes, una de las favoritas de la Gran Duquesa María Teresa y la que ha lucido en más ocasiones. En cuanto al ramo, se decantó por las flores blancas.
Ante el aplauso y los vítores de la multitud que no quiso perderse la llegada de los invitados y los novios, Claire también estuvo rodeada de sus pajes y damitas de honor, que nos regalaron las instantáneas más entrañables vestidos todos de blanco. Como pajes, actuaron Gabriel y Noah, los hijos del príncipe Luis y la princesa Tessy, así como los gemelos Flora y Katharina Doimi de Frankopan.
Al entrar en el templo, la emoción y los nervios estaban a flor de piel. Del brazo de su padre, Claire caminó hacia el altar recordando, probablemente, cada segundo de su vida desde que conoció al príncipe Félix, el hombre que le robó el corazón y al que ha decidido unir su destino para compartir el resto de sus días. Al igual que el Gran Duque heredero Guillermo y su esposa, Stéphanie de Luxemburgo, que contrajeron matrimonio a finales de octubre del año pasado, los novios intercambiaron para unirse en matrimonio dos sencillas alianzas de oro procedentes del comercio justo.
En una combinación de alemán y francés, los novios se han convertido en esposos: "Claire, ¿quieres convertirte en mi esposa?", preguntó el hijo de los Grandes Duques. "Sí, quiero. Y tú, Félix, ¿quieres convertirte en mi esposo?", respondió nerviosa la novia. "Sí, quiero", contestó él rotundo. "Félix, te reconozco como mi esposo y me entrego a tí. Claire, te tomo como mi esposa y me entrego a tí", concluyeron los novios.
Tras la misa, en la que actuó el coro Pueri Cantores de niños y la Orquesta de Cámara del Conservatorio de la Ciudad de Luxemburgo, bajo la dirección de Pierre Nimax, Jr., y, también, el organista jefe de la catedral de Notre-Dame, Paul Breisch, los recién casados abandonaron la basílica de Sainte-Marie-Madeleine ante el aplauso de la multitud que les esperaba a la salida para felicitarles.
Enamorados e irradiando felicidad, Félix y Claire salieron cogidos de la mano y les agradecieron todas sus muestras de cariño en este día tan especial. Como suele suceder en todas las bodas, el "que se besen" no se hizo esperar y cumplieron sus deseos dándose un romántico beso de esos con los que sobran las palabras. Saludos, gestos cómplices, románticas miradas... Como si quisieran decir "¡Lo conseguimos!", los novios también levantaron los brazos regalándonos una de las instantáneas más naturales y bonitas del enlace. Tras la celebración, los novios y sus invitados, que rondan la cifra de 370 como declaró el novio en una reciente entrevista, disfrutaron de un banquete nupcial en el convento real de Saint-Maximin.
Los testigos del enlace
Por parte del Príncipe ha sido su hermano el príncipe Sebastián, el hermano de la novia, Félix Lademacher, Peter Cauro, Xavier Cauro, el aristócrata croata Louis Doimi de Frankopan y Richard Thistlethwaite. Claire ha elegido como testigos de su matrimonio a la princesa Alejandra de Luxemburgo, Patricia Caspar, Andrea Latten, Ana María Pamin, María Sánchez y a Lola Toscani.
Los regalos de boda
La Casa Real de Luxemburgo ha hecho público los deseos del príncipe Félix y Claire Lademacher en relación a los regalos de boda. Los novios, involucrados ambos en diversos proyectos benéficos, creen que el mejor obsequio que pueden recibir es el apoyo a dos organizaciones sociales. En primer lugar, el proyecto Iniativ Liewensufank, que desde 1986 desarrolla programas para mejorar las condiciones del parto y a apoyar a las madres en los primeros meses de vida de sus bebés. En segundo lugar la fundación alemana Björn Schulz, que apoya a las familias de pacientes, niños y jóvenes, con cáncer.
Una historia de amor con final feliz
El príncipe Félix, de 28 años, es el segundo hijo de los Grandes Duques de Luxemburgo, Enrique y María Teresa, y se casará un año después que su hermano mayor, el príncipe Guillermo, con Claire Lademacher, un año más joven que él. La pareja se conoce desde sus días de estudiantes en el internado Beau Soleil, una escuela de élite en Villars-sur-Ollon (Suiza). De una bonita amistad surgió algo mucho más profundo, y la pareja comenzó a dejarse ver en diversos eventos como una gala benéfica en Miami o en la boda del archiduque Imre de Austria y Kathleen Walker, que tuvo lugar a principios del pasado mes de septiembre en Washington DC. Claire ha estudiado en la Universidad Americana de París Comunicación Internacional. Tras licenciarse en 2007 trabajó para la editorial Condé Nast, tanto en Nueva York como en Munich, así como en la empresa IMG World en Berlín. También obtuvo un título de Máster con distinción summa cum laude en la Universidad Regina Apostolorum de Roma. Actualmente prepara su doctorado y, como parte de su investigación, ha residido los últimos meses en Instituto de Ética Kennedy de la Universidad de Georgetown en Washington. Y ahora, comienza su nuevo papel, sin duda el más importante de su vida, el de princesa.