Pocas veces trasciende la agenda oficial de la Familia Ducal de Luxemburgo fuera de sus fronteras. Pero una de esas pocas es tradicionalmente por estas fechas con motivo de la celebración del Día Nacional del ducado. Ocasión en la que, al igual que en Holanda, Mónaco o Liechtenstein, se festeja a su vez, con profusión de actos, el cumpleaños del soberano. El Gran Duque cumplió años en abril, pero la fiesta se ha trasladado a junio para poder disfrutar así de mejor tiempo. Su abuela, la gran duquesa Charlotte (nacida un 23 de enero), inició esta costumbre, que fue continuada por su padre, el gran duque Juan (nacido el 5 de enero).
La Familia Ducal casi al completo, con las únicas ausencias del príncipe Félix, que abandonará la soltería el próximo septiembre, y del príncipe Sebastián, el pequeño de los cinco hermanos, señaló este día, como otras tantas veces, con desfiles por muchas localidades del país y, en la capital, con una misa Te Deum en la catedral, una parada militar que congregó a miles de ciudadanos y fuegos artificiales, pero además por vez primera en compañía de la princesa Stéphanie, que debutaba en los actos conmemorativos de la Fiesta Nacional al lado de su esposo, el príncipe Guillermo. La joven que contrajo matrimonio apenas ocho meses atrás con el Heredero es hoy un miembro más de los Nassau y con el porte de una Princesa veterana en el oficio. Aunque tampoco es extraño: lo lleva en la sangre como descendiente de una aristócrata familia de antiguo linaje.
Con aire distinguido, pero sin perder la frescura de su juventud, vistió para sus compromisos del sábado un vestido vainilla corto y un abrigo blanco de corte imperio y, para los del domingo, un vestido y un abrigo de tweed azul celeste, que combinó con complementos (sombrero, bolso de mano y zapatos peep-toes) a tono. La gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, igualmente elegante, cerró la celebración con un vestido y un sobretodo con estampado floral en malva y tocado de plumas a tono, mientras que la única hija de los Grandes Duques, la princesa Alejandra, de rojo la víspera, vistió un juvenil conjunto de dos piezas de cuadros blancos en relieve sobre fondo amarillo, y la princesa Tessy, esposa del príncipe Luis, se decantó por un vestido azul plomo de tirantes y complementos en nude.
Cada año los miembros de la Familia Ducal se trasladan a diferentes puntos del pequeño país para hacer partícipes a todos sus habitantes de la festividad. Este año los Grandes Duques se trasladaron a Eschweiler, mientras que los Herederos estuvieron presentes en la localidad de Esch sur Alzette. A estas visitas, realizadas el sábado por la mañana, les siguió por la tarde, en la capital, una recepción en Palacio para las más altas autoridades del país, así como para representantes de la cultura y el deporte luxemburgueses. La velada se clausuró con un espectáculo de fuegos artificiales que iluminaron las calles de Luxemburgo, donde sus habitantes disfrutaron de la fiesta hasta altas horas de la madrugada.
El domingo la alegría dio paso a la parte más ceremonial de las celebraciones. Los Grandes Duques y los citados Príncipes asistieron al mediodía a una misa Te Deum en la Catedral de Nuestra Señora de Luxemburgo tras la cual, presidieron el tradicional desfile militar que puso punto final al Día Nacional de Luxemburgo.