Luxemburgo despide a la Gran Duquesa Josefina Carlota con honores de Reina
El pequeño estado que la recibió en 1953 como princesa de Bélgica y futura gran duquesa por matrimonio, la ha despedido hoy sábado, 15 de enero, con lágrimas en los ojos y una incesante lluvia de pétalos de flores blancas. Miles de ciudadanos luxemburgueses han salido a la calle para honrar por última vez a la mujer que ejerciera como Gran Duquesa durante medio siglo.
Tal y como estaba previsto, el féretro con los restos mortales de Josefina Carlota emprendió su último viaje, desde el Palacio Gran Ducal donde se había instalado la capilla ardiente hasta la catedral de Nuestra Señora, a las 11, 10 de la mañana. La hora en la que el féretro sería levantado por algunos de los miembros de la guardia de honor, oficiales del Ejército y de la Gran Policía Ducal.
Escoltada por el Ejército de Luxemburgo y la Policía de Honor del Gran Ducado, Josefina Carlota fue honrada, nada más abandonar el palacio Gran Palacio Ducal -un impresionante edificio del siglo XVI inspirado en el renacimiento español con reminiscencias flamencas-, por un destacamento de honor de la orquesta militar que tocó Sonnerie d'honneur, mientras la guardia de honor presentaba sus armas.
El cortejo fúnebre
Una vez marcado el tiempo y habiéndose bendecido sus restos antes de emprender camino hacia la catedral, comenzaría a formarse el cortejo fúnebre formado por: la Policía gran ducal; los portadores de la corona; el destacamento de honor con música militar y bandera del ejército; las personalidades eclesiásticas; los portadores de condecoraciones y el palio con los restos mortales de la Gran Duquesa. Unos pasos detrás del féretro, completan la procesión, los dignatarios de la Corona Gran ducal; la Familia Gran Ducal: Gran Duquesa; Gran Duque; Rey y Reina de los Belgas; Gran Duque Heredero; nietos y sobrinos de la Gran Duquesa; Jefes de Estado; Cortes Reales y representantes de Casas Reales reinantes y no reinantes.
Marcando el paso en todo el recorrido -marcha lenta- el destacamento de honor abre paso al cortejo fúnebre por las viejas calles empedradas de la ciudad: la capital de Luxemburgo, corazón verde de Europa, Patrimonio de la Humanidad y uno de los países más prósperos del planeta.
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Tal y como estaba previsto, el féretro con los restos mortales de Josefina Carlota emprendió su último viaje, desde el Palacio Gran Ducal donde se había instalado la capilla ardiente hasta la catedral de Nuestra Señora, a las 11, 10 de la mañana. La hora en la que el féretro sería levantado por algunos de los miembros de la guardia de honor, oficiales del Ejército y de la Gran Policía Ducal.
Escoltada por el Ejército de Luxemburgo y la Policía de Honor del Gran Ducado, Josefina Carlota fue honrada, nada más abandonar el palacio Gran Palacio Ducal -un impresionante edificio del siglo XVI inspirado en el renacimiento español con reminiscencias flamencas-, por un destacamento de honor de la orquesta militar que tocó Sonnerie d'honneur, mientras la guardia de honor presentaba sus armas.
El cortejo fúnebre
Una vez marcado el tiempo y habiéndose bendecido sus restos antes de emprender camino hacia la catedral, comenzaría a formarse el cortejo fúnebre formado por: la Policía gran ducal; los portadores de la corona; el destacamento de honor con música militar y bandera del ejército; las personalidades eclesiásticas; los portadores de condecoraciones y el palio con los restos mortales de la Gran Duquesa. Unos pasos detrás del féretro, completan la procesión, los dignatarios de la Corona Gran ducal; la Familia Gran Ducal: Gran Duquesa; Gran Duque; Rey y Reina de los Belgas; Gran Duque Heredero; nietos y sobrinos de la Gran Duquesa; Jefes de Estado; Cortes Reales y representantes de Casas Reales reinantes y no reinantes.
Marcando el paso en todo el recorrido -marcha lenta- el destacamento de honor abre paso al cortejo fúnebre por las viejas calles empedradas de la ciudad: la capital de Luxemburgo, corazón verde de Europa, Patrimonio de la Humanidad y uno de los países más prósperos del planeta.