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La inauguración oficial ha sido esta tarde y ha contado con la presencia de la propia Catherine y la soberana inglesa. Juntas han recorrido las diversas salas del palacio y tanto la duquesa de Cambridge, muy elegante con un sencillo vestido color crema, como Isabel II, con un traje de estampado floral, escucharon muy atentas las explicaciones de Caroline de Guitaut, la comisaria de la exposición
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La inauguración oficial ha sido esta tarde y ha contado con la presencia de la propia Catherine y la soberana inglesa. Juntas han recorrido las diversas salas del palacio y tanto la duquesa de Cambridge, muy elegante con un sencillo vestido color crema, como Isabel II, con un traje de estampado floral, escucharon muy atentas las explicaciones de Caroline de Guitaut, la comisaria de la exposición
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Catherine deslumbró a su llegada a la Abadía de Westminster con un precioso diseño de color marfil y blanco satinado con escote corazón y cuerpo de encaje francés de manga larga realizado a mano por la Real Escuela de Costura. La falda, con mucho vuelo y cola de tres metros de largo, lleva apliques de encaje y algunas flores de seda color marfil. El corpiño de satén, estrecho en la cintura y acolchado en las caderas, está basado en la tradición victoriana de corsetería y es un detalle que caracteriza a los diseños de Alexander McQueen. La parte trasera tiene un acabado en gazar y botones forrados de organza sujetada por lazos. La enagua es de tul de seda con adornos de encaje de Cluny y la cola mide 2,7 metros.
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Hay un dato que podrán descubrir los visitantes si observan minuciosamente los zapatos realizados a mano por el equipo de Alexander McQueen para Catherine: su número de calzado, un 38 y medio. Según explica Caroline de Guitaut, comisaria de la exposición, “merece la pena ver los zapatos en todo su esplendor ya que el día de la boda apenas se lucieron”
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Diseñado por Shane Connolly, está inspirado en las flores favoritas de la Familia Real británica y la familia Middleton. Incluye lirios (símbolo de la vuelta a la felicidad), jacinto (constancia del amor), hiedra (fidelidad y amistad) y mirto (emblema del matrimonio). La tradición de incluir flores de mirto en el ramo nupcial se remonta al año 1845 cuando la reina Victoria plantó uno en los jardines de Osborne House, en la Isla de Wight
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La reina Isabel II quiso que la esposa de su nieto llevara una de sus joyas más especiales, la tiara Cartier que recibió de su madre por su 18º cumpleaños (en 1936 el duque de York, que más tarde recibió el título del rey Jorge VI, se la regaló a su esposa, la Reina Madre, en 1936). Se trata de una tiara muy especial que ha pasado de generación en generación y por ello, se ha convertido, junto al vestido, en la pieza estrella de la exposición
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Los pendientes de diamantes en forma de pera, un regalo personal de los Middleton, fueron creados expresamente por Robinson Pelma. La firma se inspiró en el escudo de armas de la familia de Catherine, que incluye bellotas y hojas de roble
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En otra sala de Buckingham, se expone una réplica de la tarta nupcial decorada con las flores nacionales del Reino Unido -la rosa de Inglaterra, el cardo de Escocia, el narciso de Gales y el trébol de Irlanda- elaborada por la prestigiosa pastelera británica Fiona Cairns
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