Tras acudir al servicio religioso en memoria del fallecido expresidente de Sudáfrica y premio Nobel de la Paz Nelson Mandela, que tuvo lugar en la Abadía de Westminster de Londres y al que acudieron cerca de 2.000 personas, entre ellas el primer ministro británico, David Cameron, y el arzobispo emérito de Ciudad del Cabo Desmond Tutu, el príncipe Harry disfrutó de la noche londinense en compañía de su novia, Cressida Bonas.
A pesar de que siguen mostrándose algo tímidos y no es fácil que les fotografíen juntos, en esta ocasión, la pareja no pudo evitar los flashes a la salida de The Ivy. Tampoco se escondieron. Harry y Cressida, que llevan saliendo casi dos años y su relación es cada día más estable, abandonaron este exclusivo y conocido restaurante de Londres al que acuden numerosas estrellas, situado en pleno West End, cerca de Leicester Square, y se fueron juntos en el mismo coche.
Vestidos de manera informal, para esta velada Harry lució una camisa blanca y pantalones de color azul marino, mientras que su chica se decantó por un sencillo conjunto negro y originales botas estilo bohemio con detalles de pedrería de House of Harlow 1960, la firma de Nicole Richie. La pareja compartió velada en The Ivy junto a Sam Branson, hijo del magnate Richard Branson y marido de la actriz y aristócrata Isabella Calthorpe, hermanastra de Cressida, que en unos días celebrarán su primer aniversario de boda.