La excepcional entrevista del príncipe Harry a su regreso de Afganistán

por hola.com

El pasado mes de septiembre, el príncipe Harry regresó a Afganistán para cumplir una misión de cuatro meses como piloto de las Fuerzas Aéreas británicas. Una vez concluída, el hijo pequeño de Carlos de Inglaterra y la fallecida Diana de Gales ha vuelto a casa sano y salvo. Su estancia en la base de Camp Bastian, ubicada en la localidad afgana de Helmand, ha quedado reflejada en una extensa entrevista realizada por James Edgar, de Press Association, difundida por la Casa Real inglesa. En ella, además de relatar su día a día en Camp Bastian, ha declarado que está encantado con la llegada de su primer sobrino. “Estoy muy contento por ambos. Ya era hora”.

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A pesar de estar a miles de kilómetros de su hermano y su cuñada, Harry pudo hablar con ellos por teléfono para darles la enhorabuena. "Claro, hablé con ellos y estaban muy bien y muy felices”. “Fue muy injusto que tuvieran que hacerlo público por el ingreso, pero así es como funcionan las cosas. Estoy verdaderamente feliz por ellos, sólo espero que ambos, especialmente Catherine como futura madre, tengan la suficiente protección para poder disfrutar de la privacidad de este momento”. Él de momento sigue soltero y no se siente presiado para formar una familia. “Creo que nunca tendrían que presionarte para sentar la cabeza. Si encuentras a la persona adecuada y todo va bien, lleva su tiempo, especialmente para mi hermano y para mí”.

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Su trabajo en la base
El “capitán Wales”, como se le conoce en la armada, fue enviado a distintas misiones en la provincia de Helmand, al sur de Afganistán, como apoyo a las tropas aliadas. Durante su primera misión en 2007 y 2008, su labor consistía en coordinar contraataques aéreos en territorio enemigo desde un monitor. Esta vez, era él el que se encontraba en posición de atacar. “Quitar una vida para salvar otra, así es como lo vemos”, asegura.

Pese a haber visto incrementados sus actos oficiales como príncipe recientemente, Harry confiesa sentirse más cómodo como “capitán Wales. “Mi padre siempre está recordándome quién soy cuando estoy en el ejército. Todo el mundo lleva el mismo uniforme y haciendo las mismas cosas”. “Algunas personas me dicen: ‘Recuerda quién eres, no bajes la guardia’”. El príncipe cree que todos los soldados necesitan poder compaginar su vida profesional y su vida privada, pero en su caso, además, tiene otro rol: el de príncipe. “Hay tres yos: uno en el ejército, otro socialmente en mi tiempo libre, y otro cuando estoy con mi familia. Me comporto de diferente manera según sea necesario”. Pero, para él, el ejército “es lo primero”. “Es mi trabajo, después de todo”. Y compaginar su labor en el ejército con sus otros compromisos le resulta “agotador”.


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El capitán Wales ha recibido alabanzas de sus colegas y superiores por encajar bien en su unidad y por estar “a la altura” durante una misión “extremadamente complicada” y peligrosa. El capitán Simon Beattie, que conoce a Harry desde hace un año, afirma: “Es fácil obviar el hecho de que sea el tercero en la línea de sucesión. Es un tipo normal, alguien a quien considero un amigo y con quien disfruto trabajando”.

El hijo menor del Heredero asegura que matar al enemigo no es lo que le motivó a la hora de querer convertirse en piloto de helicópteros de ataque. “Esa no es la razón. La razón fue volver allí y continuar un trabajo”. “No sólo se trata de disparar”, añade. Cuando no se encontraban sirviendo en alguna misión, Harry y sus compañeros veían películas, jugaban a juegos de ordenador y se relajaban charlando.

El príncipe Harry es el primero en admitir que no ha sido un buen estudiante. Los exámenes eran para él “una pesadilla”, pero no le impidieron cualificarse como el mejor de su clase como copiloto tirador en helicópteros Apache. Sus aptitudes para el deporte y su habilidad con los videojuegos le ayudaron a convertirse en piloto, algo que nunca esperó poder conseguir, ya que ni siquiera estudió en la Universidad. “Supone una alegría para mí, porque me encanta jugar a la PlayStation y a la Xbox, así que quiero pensar que con mis dedos pulgares probablemente soy útil. Pregunta a mis compañeros, siempre les gano al Fifa.”

Su “refugio”
Harry no recibió ningún trato especial durante su estancia en la base: trabajó, descansó, comió y durmió en las mismas condiciones que otros pilotos de su escuadrón. Vivía en una habitación compartida y tenía la libertad de caminar por la base, visitar el gimnasio, comer en la cantina y llevar a lavar su ropa. Su habitación estaba adornada con un par de banderas, una de Afganistán y otra del Reino Unido. “Es el único lugar de la base en el que tenemos un poco de tranquilidad para nuestras cosas y navegar por Internet”, comenta. En la cocina, bastante bien equipada, tenían nevera, tostadora, microondas y muchos aperitivos. Además de tabletas de chocolate, bebidas con gas y patatas, los militares recibían comida de sus familiares y amigos del Reino Unido.

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Mientras la mayoría recibió un pastel casero, a Harry le mandaron un bote de miel de las abejas de los jardines de Clarence House. El príncipe reveló también a James Edgar que su padre le había mandado una caja de puros cubanos, algunos de los cuales cambió con sus compañeros por otras cosas. "¿Hay algo más que le gustaría tener allí?", pregunta el periodista. “Un mini bar gratis estaría genial”, bromea Harry.

Viaje a Las Vegas e imagen pública
Su misión en Afganistán le permitió permanecer un tiempo alejado de la vida pública, pero declara que “se decepcionó a sí mismo y a su familia” cuando salieron a la luz comprometidas fotografías en las que aparecía desnudo durante una fiesta en una de las suites de un hotel de Las Vegas. Sin embargo, insiste en que tiene derecho a la privacidad. “En realidad estaba en un área privada y debe haber cierto grado de privacidad”, afirma. “Aquello fue probablemente el el clásico ejemplo de haberme comportado más como soldado que como príncipe”, explica Harry, que confiesa sentirse molesto por la forma en que algunos medios, sabiendo que iba a marcharse a servir en Afganistán, le trataron. “No creo que sea aceptable”.

Preocupado por su imagen pública, lee todo lo que se publica sobre él, a pesar del consejo de su padre de no hacerlo. “Si hay una historia y algo escrito sobre mi, quiero saber lo que se dice". Se muestra rotundo cuando responde si le importa lo que los británicos piensan de él: “Claro, pero son dos cosas diferentes: lo que la gente piensa y lo que piensan los medios. Cualquiera en esta posición pensaría que la gente no le odia, así que espero estar haciendo las cosas bien”.


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Entre sus proyectos, uno solidario
Harry ha revelado que está planeando unirse a un grupo de heridos en combate que harán una carrera benéfica al Polo Sur. El Príncipe, que ya formó parte del viaje Walking with the Wounded al Polo Norte en 2011, es el patrocinador de su siguiente proyecto en la Antártida. Se perdió la conquista del Everest con el grupo el año pasado debido a sus compromisos militares y tuvo que abandonar pronto la expedición al Polo Norte para asistir a la boda de su hermano. Pero Harry ha dicho que si le encaja bien, desempolvará sus esquís y pondrá rumbo al sur para la carrera que comienza en noviembre. “Si por salud puedo ir sería perfecto, porque me encantaría hacerlo”, comenta al periodista James Edgar.

The Walking with the wounded South Pole Allied Challenge es una carrera de equipos con personal de las fuerzas armadas de Inglaterra, Estados Unidos y la Commonwealth que han sufrido heridas en el cumplimiento del deber. El Príncipe dice que gracias a su trabajo en el ejército entiende mejor la labor humanitaria con los heridos y veteranos. Ha hecho visitas a hospitales y centros de terapia donde los heridos reciben tratamiento y rehabilitación.

Dice que, aunque dejará la vida militar en “algún momento”, siempre se mantendrá en contacto con Walking with the Wounded y el centro de rehabilitación en Headley Court, Surrey. “Los heridos saben que mi hermano y yo tenemos experiencia militar y hemos estado rodeados de compañeros en el ejército. Les puedo hablar desde la experiencia. Siempre tendré una conexión con los heridos”, explica. “Piensas en tanta gente que ha perdido brazos y piernas y que también han quedado mentalmente afectados. Hay muchas cicatrices que van a permanecer en mucha gente y tener apoyo es lo que va a ser fundamental el resto de sus vidas. Así que incluso si el conflicto acaba, va a continuar para ellos y eso es lo que tenemos que recordar”.

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La relación con su hermano
El príncipe Harry asegura que su hermano siente envidia de su misión. El príncipe Guillermo, de 30 años, es teniente de vuelo de las RAF y trabaja como piloto de rescate en helicópteros Sea King. Desde su base en Anglesey, al norte de Gales, dirige misiones para ayudar a escaladores y barcos de la zona. Pero el hijo mayor del príncipe Carlos nunca ha servido en el ejército porque se considera demasiado peligroso. “A él le encantaría estar ahí fuera”, dice Harry. “Y para ser sincero, no veo por qué no podría”. “Su trabajo es muy guay, y creo que está haciendo un trabajo maravilloso, aunque esté en la RAF”, bromea sobre su hermano. El príncipe reconoce que, aunque no es el primero en su familia que sirve en el ejército desde el aire –su padre y su tío lo hicieron-, y que quizá de ahí le venga su interés por ello, era una oportunidad a la que “no pude decir que no”.

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