La duquesa de Cambridge vuelve a apostar por el oro en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Londres
Se necesitará algo más que un retraso en el encendido de la antorcha olímpica y unas gotas de lluvia para detener a la Familia Real Británica en su apoyo a los Juegos Olímpicos. Dos semanas después de presidir la ceremonia de clausura los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la reina Isabel y su familia han vuelto a ocupar sus puestos en la "arena olímpica" para presidir la apertura de la 14ª edición de los Juegos Paralímpicos.
Además de la reina Isabel II, la princesa Ana o el príncipe Eduardo, también estuvieron en la ceremonia los duques de Cambridge, aunque no el príncipe Harry. Catherine volvió a vestir un atuendo ganador luciendo un llamativo abrigo cubierto con hilo de oro de la marca DAY Birger Et Mikkelsen, que ya lució en la boda de Zara Phillips y también en 2006 en la boda de Laura Parker Bowles en Wiltshire.
La reina, que llevaba un vestido estampado de color azul y champán diseñado por Angela Kelly, llegó con el Presidente del Comité Paralímpico Internacional, Sir Philip Craven, y breve como siempre, dio por inaugurados los juegos con un corto discurso, que fue traducido simultáneamente a la lengua de signos y en que la soberana recordó la figura del doctor Ludwig Gutmann, fundador del movimiento paralímpico en la localidad inglesa de Stoke Mandeville hace 64 años.
Custodiada por su hijo, el príncipe Eduardo y su esposa Sophie, Duquesa de Wessex, su nieto el príncipe Guillermo y su mujer Catherine, así como por David y Samantha Cameron, Isabel II no contó en esta ocasión con la compañía de su esposo, el duque de Edimburgo, convaleciente aún por algunos problemas de salud.
En el palco también había otras personalidades como la infanta Elena, el vicepresidente de Ecuador, Lenín Moreno; las primeras damas de Colombia, María Clemencia Rodríguez, y México, Margarita Zabala, o el ministro brasileño de Deportes, Aldo Rebelo.
Con récord de atletas y de público, pues prácticamente todas las entradas están vendidas, los duques de Cambridge han confirmado su asistencia durante tres días. Hoy Guillermo y Catherine se convertirán en espectadores del goalball y también estarán pendientes del ciclismo. La duquesa de Cambridge, por su parte, no se perderá algunas de las pruebas de natación, así como el atletismo, mientras que el príncipe deberá regresar a su trabajo como piloto de rescate.
El príncipe Alberto de Mónaco y su esposa Charlene también se encontraban entre la multitud que abarrotaba el estadio de Stratford. La pareja ya asistió a algunos de los eventos olímpicos celebrados en la capital británica, mostrando especial interés por la natación, debido al pasado de Charlene como nadadora olímpica.
Ceremonia de inauguración
Aunque los atletas fueron el centro de la fiesta, compartieron protagonismo con los logros de científicos británicos como Stephen Hawking, aquejado de una esclerosis lateral amiotrófica que lo mantiene paralizado casi totalmente, Isaac Newton y Peter Higgs, autor de la teoría del Bosón de Higgs.
La ceremonia, dirigida por Jenny Sealey y Bradley Hemmings y titulada "Ilustración (Enlightenement en inglés)", empezó puntualmente a las 19.30 GMT (21.30 hora peninsular española) con el científico Stephen Hawking realizando un pequeño discurso desde el centro del estadio sobre el origen del universo.
"Vivimos en un universo gobernado por leyes racionales que podemos descubrir y entender. Miremos arriba hacia las estrellas y no abajo hacia nuestros pies. Tratad de darle sentido a lo que veis y preguntaros qué hace que el universo exista. Sed curiosos", arengó Hawking, con una luna gigante encima suyo.
Un "Big Bang" creado con fuegos artificiales estalló alrededor del científico dando paso a la primera parte de la ceremonia con la heroína del novelista inglés William Shakespeare Miranda, en una silla de ruedas y acompañada por su padre, Próspero, interpretado por el actor Ian McKellen.
Siguiendo el consejo de Hawking de ser curiosa, Miranda descubrió a través de un ojo gigante la manzana de Isaac Newton, un libro con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y una palpitante bola que representaba el Bosón de Higgs mientras el estadio se convertía en un acelerador de partículas.
La recta final de la ceremonia, de tono más sosegada y en la que Miranda continuó descubriendo el universo que le había encomendado Hawking, condujo hasta la llegada de la antorcha al estadio que, finalmente, terminó su recorrido a tiempo después de acumular hasta dos horas de retraso durante el día en su recorrido por Londres.
En un giro espectacular, el soldado Joe Townsend, que perdió ambas piernas en la guerra de Afganistán, sobrevoló con la antorcha paralímpica la distancia entre la torre Orbyt y el estadio, donde la cedió al futbolista ciego británico David Clarke que entregó, con la ayuda de un guía, el último relevo a Margaret Maughan.
Maughan, la primera campeona paralímpica británica ganadora de un oro, prendió el mismo pebetero utilizado en los Juegos Olímpicos y, con el fuego sagrado alumbrando de nuevo la capital británica, la cantante Beverley Knight cerró la ceremonia mientras los fuegos artificiales iluminaban el oscuro cielo de Londres.