La euforia olímpica de los duques de Cambridge
El príncipe Guillermo y su esposa se contagiaron del fervor de los aficionados que vieron cómo el británico Andy Murray desplegó su mejor tenis frente a Nicolás Almagro
Desde que la espectacular ceremonia inaugural diera el pistoletazo de salida a los Juegos Olímpicos de Londres, la capital británica se ha convertido en un auténtico epicentro de deportistas, periodistas acreditados y miembros de las diferentes casas reales que no quieren perder detalle de la gran competición. Guillermo y Máxima de Holanda, el príncipe Alberto y Charlene Wittstock, Haakon y Mette-Marit de Noruega… Nadie se ha resistido a presenciar el mayor acontecimiento deportivo de los últimos cuatro años, y mucho menos la familia real británica, que está ejerciendo de perfecta anfitriona.
Después de apoyar a Zara Phillips en su competición hípica, los duques de Cambridge han disfrutado de una de sus pasiones, el tenis. Esta misma mañana el británico Andy Murray se batía en duelo con el murciano Nicolás Almagro, y allí quisieron estar el príncipe Guillermo y su mujer. Conocida es su afición por este deporte –los duques de Cambridge son incondicionales del torneo de Wimbledon- y por ello, su presencia en este encuentro era más que esperada.
Ajenos a la expectación que causan a su paso, Guillermo y Catherine ocuparon su asiento en el palco de honor del All England Club, donde estuvieron acompañados por el presidente de la Federación Internacional de Tenis, Francesco Ricci Bitti. Los duques de Cambridge no sólo supieron dar buena suerte a su compatriota, que venció a Almagro, último representante español en el cuadro individual masculino, sino que además se contagiaron de la fiebre olímpica que imperaba en el recinto, incluso sumándose a una improvisada ola que recrearon los aficionados al término del partido.
Juntos compartieron confidencias, momentos de emoción y nerviosismo, y también se convirtieron en el centro de todas las miradas, sobre todo la duquesa de Cambridge por su estilismo. La princesa siempre deslumbra en sus apariciones, y en esta ocasión apostó por el reciclaje, al llevar el mismo vestido azul eléctrico de Stella McCartney que ya lució hace tan sólo dos semanas en su visita a la National Portrait Gallery.
Sin embargo, Guillermo y Catherine no son los únicos miembros de la familia real británica que están viviendo de manera especial estos Juegos Olímpicos, y es que toda la casa real está volcada en las competiciones y tiene sus agendas repletas de eventos deportivos a propósito de los Juegos. El príncipe Harry no sólo ofreció una recepción ayer en Clarence House, donde recibió a futuros posibles participantes olímpicos como presidente que es de los Juegos Escolares, sino que hoy se ha unido también a parte del equipo de remo de Canadá en la Casa que el país tiene en Londres mientras duran las pruebas. Allí, Harry ha felicitado al equipo masculino por su triunfo y medalla de plata e incluso ha visto junto a ellos la retransmisión en directo del equipo femenino de remo que estaba teniendo lugar en esos momentos.
También los duques de Wesex, así como el duque de Edimburgo, están contagiados de esta fiebre olímpica que a todos alcanza. En su caso, vivieron con emoción un combate de boxeo.
Pero ahí no acababan las celebraciones para la Familia Real británica. Tras vivir con emoción el partido de Murray-Almagro, los duques de Cambridge se unieron al príncipe Harry, a las princesas Eugenia y Beatriz, a la princesa Ana y su marido, Tim Lawrence, y a los condes de Wessex para disfrutar de la final de ciclismo en pista, en la que el equipo masculino británico se hizo con el oro por delante de Francia y Alemania.
Abrazos, gritos, saltos de alegría... Guillermo y Catherine se dejaron llevar por la emoción y nos regalaron sus instantáneas más distendidas en las que puede observarse la emoción e intensidad con la que vivieron el triunfo de los suyos. Sin duda, nadie puede decir que los duques de Cambridge no estén poniendo todo su empeño en apoyar a los atletas británicos. Son sus mejores abanderados, pero también sus mayores animadores.