Un presente, dos futuros
Hace unos días, la reina Isabel II y las esposas de los dos próximos herederos al trono visitaron los históricos almacenes Fortnum and Mason, fundados en 1707, donde fueron recibidas por el alcalde de Londres, Boris Johnson, y algunos ciudadanos, entre ellos, muchos niños, que las esperaban emocionadas a las puertas del establecimiento. Se trataba de la primera vez que la soberana británica, la duquesa de Cornualles y la duquesa de Cambridges acudían juntas a un acto oficial sin sus maridos. Sin embargo, la imagen que nos dejaron nos ha transportado 25 años atrás, cuando la Reina Madre, la reina Isabel y Diana de Gales protagonizaron una instantánea similar durante los juegos de Braemar en Escocia.
Corría el mes de septiembre de 1986 cuando la Familia Real británica, cuya presencia en este evento año tras año lo ha convertido en uno de los más elitistas del verano en Escocia, llegaba a Braemar, que se encuentra a unos 80 kilómetros de la ciudad escocesa de Aberdeen y a unos 150 de Edimburgo, ante la atenta mirada de todos los que esperaban ver a las damas Windsor. La Reina Madre, emocionada por empezar a ver el espectáculo que ofrecen estos curiosos juegos (van desde el lanzamiento de troncos o martillos hasta un tira y afloja de cada extremo de una cuerda por equipos), llegaba acompañada de su hija Isabel, y su nieto, el príncipe Carlos. Aunque la que más expectación causó fue, sin duda, Diana de Gales, que a diferencia de otros años en los que se decantó por la sobriedad de los colores oscuros, acaparó todas las miradas con un original look en el que combinó una falda de cuadros, chaqueta y boina en tonos berenjena y 'beige'.
Timidez frente a confianza
Son muchos los que aseguran que a diferencia de la timidez, y a veces incomodidad, que mostraba la princesa Diana en algunos de sus primeros actos públicos como miembro de la Familia Real británica, la duquesa de Cambridge ha sabido desenvolverse con mucha soltura y confianza en su debut en solitario, ya que el príncipe Guillermo se encuentra de servicio como piloto de rescate en las islas Malvinas. No quieren cometer los mismos errores que en su día hicieron con la madre de los príncipes Guillermo y Harry y por eso, han puesto todo su empeño en que su preparación sea perfecta. Catherine ha contado con la ayuda del mejor ejemplo que podría seguir, la reina Isabel, que no ha dudado en darle algunos consejos para aumentar su confianza. "Ha desarrollado un gran afecto por Catherine y quiere que se sienta arropada en todo momento", dijo una fuente de palacio. De hecho, tal y como publican varios medios como el Daily Mail, les gustaría que se hablara menos de la ropa o el peinado que lleva, y se centraran en la excelente labor que está haciendo desde que se casó con Guillermo el 29 de abril del año pasado.
También hay que tener en cuenta que Diana sólo tenía 20 años cuando se casó con Carlos de Inglaterra, mientras que Catherine tenía 29. Además, la fallecida pero siempre recordada princesa era 12 años más joven que su marido, mientras que la duquesa de Cambridge es sólo unos meses mayor que Guillermo y siempre han compartido gustos y aficiones. A diferencia de la esposa de su hijo, Diana de Gales nunca acompañó en solitario a la Reina Madre y a la reina Isabel mientras el príncipe Carlos estaba de viaje, algo muy diferente a lo que ocurre con Guillermo y Catherine. "Él se siente orgulloso del cariño y la popularidad de Catherine. Es muy protector con todo lo que ella hace", asegura otro asesor de palacio. Sin duda, las comparaciones entre una y otra siempre van a existir, más aún cuando la duquesa de Cambridge ha conseguido ganarse el cariño y el afecto de todos con su cercanía y encanto como hizo en su momento la princesa Diana.