Los duques de Cambridge llegaron ayer a bordo de una fragata a la provincia de Québec, una de las paradas de su primer viaje oficial al extranjero, en el que visitarán varias ciudades de Canadá para después aterrizar en Los Ángeles. Como a su llegada a Ottawa, capital canadiense, tuvieron un cálido recibimiento y pusieron rumbo a La Maison Dauphine, un centro social de ayuda a los jóvenes sin hogar. Allí estuvieron hablando con los organizadores del centro y también con muchos chicos que residen allí, con los que el príncipe Guillermo no dudó en jugar un partido de futbolín, demostrando que juega bastante bien.
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Pero la imagen más curiosa que nos ha dejado la pareja real este fin de semana ha sido en un Hotel Institute de Montreal en el que se enfundaron un traje de cocineros y les pudimos ver con las manos en la masa. Muy sonrientes y prestando atención a todas las indicaciones que les daban los cocineros, Guillermo y Catherine se atrevieron con algunos sofisticados postres y dejaron claro que no se mueven nada mal entre los fogones.
Después de cumplir con los compromisos de su agenda del día, fueron a cenar con el primer ministro de Québec, Jean Charest, para después poner rumbo a las provincias atlánticas de Canadá, donde continúa la llamada "Gira Real 2011". La pareja aterrizó en la isla Prince Edward y allí volvieron a ser aclamados por la multitud.