La Semana Santa de las Familias Reales transcurre cada año entre lugares de fuertes creencias y tradiciones religiosas y destinos vacacionales y la de los Windsor ha tenido esta vez de todo un poco. El día de Pascua congregó a la Familia Real inglesa casi al completo en el tradicional oficio religioso que preside la reina Isabel y que se celebra en estas señaladas fechas en la capilla de St. George del castillo de Windsor, mientras el Príncipe de Gales y su esposa, la Duquesa de Cornualles, y los príncipes Guillermo y Harry se encontraban en paradero desconocido probablemente disfrutando del merecido descanso.
Se dio cita una nutrida representación de la familia. Integraban el séquito, además de la soberana y su esposo, el príncipe Felipe, la princesa Ana, junto a su marido, el capitán Timothy Laurence; el príncipe Andrés y sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, y los Condes de Wessex. El vacío por las destacadas ausencias de los príncipes Guillermo y Harry lo llenaron Beatriz y Eugenia de York. Las Princesas saben de la importancia de vestir acorde a la ocasión y esta vez se convirtieron en las protagonistas del acto luciendo conjuntos bastante clásicos y sendos tocados como suele ser tradición. La princesa Beatriz eligió un vestido de estampado floreado que combinó con una chaqueta azul marino y un femenino tocado a tono y la princesa Eugenia se decantó por un elegante vestido azul cobalto y chaqueta y boina blancas.
Después del servicio, oficiado por el reverendo David Conner, la Reina se dirigió a un grupo de niños que la esperaban a las afueras de la capilla para presentarle algunos arreglos florales llenos de color, mientras un coche aguardaba para llevar de regreso a palacio a la reina Isabel y a su esposo, el príncipe Felipe. El resto del grupo volvió a pie.
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