Guillermo de Inglaterra: el Príncipe y el mendigo
Durmió al raso en solidaridad con los 'sin techo' como patrón de la ONG 'Centrepoint' de Londres
Algunos cuentos clásicos han dejado de ser de ficción. Y es que las historias que narran están de plena actualidad en las Cortes Reales de Europa, como Cenicienta, uno de las más repetidas en Palacio, ya que casi ninguna de las esposas de los Príncipes Herederos (y esposos de las Princesas) es de sangre azul. Pero no la única. Ahora también Guillermo de Inglaterra ha protagonizado una adaptación del Príncipe y el mendigo. El primogénito del Príncipe de Gales ha abandonado las comodidades palaciegas por una noche y se ha puesto en la piel de los sin techo durmiendo al raso en un saco de dormir junto al puente de Blackfriars de Londres, en una actividad organizada por Centrepoint, la ONG que preside.
El Príncipe estuvo acompañado por el Director ejecutivo de la organización benéfica, Seyi Obakin, que reveló que la decisión de que el nieto de la reina Isabel se convirtiera en mendigo compartiendo sus vicisitudes durante una noche formaba parte de un programa para alertar de los problemas de la gente que se queda sin hogar. El príncipe Guillermo, su secretario privado, Jamie Lowther-Pinkerton, y Obakin durmieron a ratos hasta las seis de la mañana, que visitaron una zona del oeste de Londres donde numerosas personas duermen al raso y, a continuación, se trasladaron a la sede de Centrepoint, donde el Príncipe preparó el desayuno para varios "sin techo".
Aquella noche no fue de cuento. Obakin relató que estuvieron a punto de ser atropellados por un vehículo que limpiaba la calle y que fue una experiencia dura. "A mí se me pusieron los pelos de punta. Fuera de la comodidad de mi cama, a merced de los elementos, en una noche extremadamente fría con temperaturas que llegaron a los 4 grados bajo cero", dijo el directivo de la ONG. "Fue lo mismo para el príncipe Guillermo -añadió Obakin-, pero él estaba decidido a hacerlo como presidente y para llamar la atención sobre este problema y poder entender un poco mejor por lo que pasan los 'sin techo' noche tras noche".
"Tomamos todas las precauciones posibles, encontrando un lugar relativamente asilado en un callejón, protegidos parcialmente por unos contenedores, pero no había protección frente al frío extremo o frente a la dureza del suelo de cemento o frente al miedo de que se aproximaran los traficantes de droga, los proxenetas o aquellos que salen a darle una buena patada a los mendigos", añadió.