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El Príncipe Carlos y su esposa se encuentra de visita en tierras canadienses. Aterrizaron hace dos días y tienen previsto quedarse hasta el próximo 12 de noviembre. Aunque Carlos de Inglaterra ya ha ido más veces, ésta es la primera visita de la Duquesa de Cornualles a la tierra de sus antepasados, a los que ha podido conocer gracias a algunos retratos antiguos ubicados en el Castillo de Dundurn.
La real pareja no han tenido libre hasta ahora ni un minuto en sus agendas. Nada más llegar a la ciudad de Saint John's presidieron una ceremonia en el centro de convenciones One Mile Centre. Posteriormente se desplazaron a la ciudad histórica de Brigus, donde visitaron el Museo de Leamon Stone Barn. Muy cerca de allí, disfrutaron de los yacimientos arqueológicos de la población de Cupids Cove, un asentamiento inglés fundado en 1610 por la Sociedad de Bristol de Comerciantes Aventureros. Aprovechando la visita se hicieron fotos en una casa típica de la zona, mientras ponían su mejor cara a pesar del frío imperante.
Su siguiente cita la tuvieron con los jóvenes y talentosos artistas del centro Stella Burry Community. El Instituto de la Marina fue su siguiente parada. Allí se entrevistaron con algunos de sus alumnos. Aunque sin duda uno de los momentos más importantes de su viaje fue su visita a Government House, donde la Duquesa de Cornualles protagonizó algunas de las anécdotas más divertidas de su periplo canadiense: acarició a los caballos de la Policía y demostró sus habilidades botánicas empuñando una pala y plantando un árbol. Tanto ella como su esposo firmaron en su Libro de Honor.
También tuvieron tiempo para conocer y bromear con algunos de los más pequeños integrantes de la Asociación para Nuevos Canadienses. Aunque no todos sus compromisos fueron tan divertidos. Con gesto solemne y alfiler conmemorativo en sus solapas, presidieron la ceremonia en el Monumento Nacional de la Guerra en honor a los caídos en el campo de batalla. Además, el matrimonio pasó revista a las tropas en el Estadio de Varsity de Toronto. El hijo de Isabel II hizo entrega de los nuevos colores al Regimiento Real de Canadá y al Regimiento Escocés de Toronto.
Todo un ejemplo de sencillez
De sobra es conocida la pasión del matrimonio por el entorno rural, la jardinería y los animales. De ahí que demostraran ser los perfectos invitados de la Real Muestra Agrícola de Invierno de Toronto, donde la Duquesa probó algunos de los productos elaborados con materias primas naturales e incluso participó como jurado en un divertido concurso de habilidades caninas. El príncipe Carlos, por su parte, correspondió a sus anfitriones con un elogioso discurso.
Otro de los momentos más distendidos de su viaje fue su visita a HMCS HAIDA , uno de los lugares emblemáticos para la Real Marina Canadiense y donde ambos tuvieron la oportunidad de ejecutar salvas de honor. Sin embargo cuando le tocó al Príncipe disparar, su esposa no pudo evitar taparse los oídos, mientras reía, por el fuerte estruendo.