No son buenos tiempos para Sarah Ferguson, Duquesa de York. Y es que, aunque dentro de unos días estará de celebración puesto que el próximo jueves 15 de octubre cumplirá 50 años, Sarah no deja de acumular deudas.
Los problemas económicos de la Duquesa de York han ido creciendo según ha ido pasando el tiempo hasta acumular deudas de más de 25.000 euros en impagos. Sarah se enfrenta a tres juicios por impagos a una conocida firma de contables, un despacho de abogados y una tienda de fotografías. En concreto, la ex mujer del príncipe Andrés de Inglaterra debe 20.800 euros a la firma contable MJ Brooks, 2.000 euros a un despacho de abogados y 2.450 por trabajos de impresión. A pesar de que en los últimos casos la Duquesa ha perdido varios contratos publicitarios, sus portavoces han asegurado que “no hay que preocuparse por las finanzas personales de Sarah Ferguson”.
Además, la empresa que Sarah tiene en Nueva York, junto a su millonario amigo Todd Morley, ha cerrado sus puertas con alrededor de un millón de euros en deudas. Por si esto fuera poco, a todo este huracán de impagos y deudas se ha sumado otro problema relacionado con la hija mayor de Sarah, la princesa Beatriz. Al parecer, el gobierno húngaro ha reclamado el pago de una factura de unos 1.100 euros por los gastos que Beatriz acumuló en la zona vip del aeropuerto de Budapest.
Con todos estos problemas, Sarah ha pedido ayuda a su ex suegra, la reina Isabel II de Inglaterra, que al parecer le sugirió que no gastará tanto y recortara un poco sus elevados gastos. A pesar de llevar más de 15 años separada del príncipe Andrés, Sarah mantiene el mismo nivel de vida de una princesa: tiene 10 personas a su servicio, conduce un Bentley Continental valorado en unos 140.000 euros, viaja constantemente, cena en los mejores restaurantes y viste de los diseñadores más exclusivos. Se aloja en la mansión de Windsor perteneciente a su ex marido, aunque sigue pagando una renta anual de 8.700 euros mensuales por una impresionante residencia en la que todavía no ha vivido, ubicada en Surrey, en el sudeste de Inglaterra.
Pero no sólo los motivos económicos han alimentado la polémica en torno a ella. La Duquesa de York se veía inmersa en un escándalo público hace apenas unas semanas por rodar un documental en un orfanato de Turquía sin permiso del gobierno del país, en el que se mostraba las malas condiciones de vida que tenían los niños huérfanos. Como consecuencia de este hecho, las autoridades turcas pidieron la extradición a esta conocida defensora de la infancia.