Sin duda ha ido una de las bodas del año en Inglaterra. Ayer por la tarde se ponía el broche de oro a un auténtico cuento de hadas protagonizado por Lord Frederick Windsor -hijo de los Príncipes Michael de Kent- y su prometida, Sophie Winkleman. Buena parte de la nobleza británica fue testigo del enlace matrimonial del sobrino de la reina Isabel II y de una de las actrices más prometedoras de su país. Con 31 años él y 29 ella se dieron el 'sí, quiero' en la Capilla Real del Palacio de Justica de Hampton.
En torno a 350 invitados presenciaron el gran momento. Sophie llegó a la iglesia en un impresionante Rolls Royce, junto a su padre y padrino, Barry Winckleman. En cuanto descendió del automóvil se descubrió el secreto mejor guardado. El traje de la novia, de corte clásico y valorado casi en 6.000 euros. El modelo era un diseño de la rusa Anna-Roza Bistroff, una de las preferidas de su suegra. Para su elaboración se empleó seda duquesa y tafetán y tardó en hacerse casi dos meses. También estuvo acompañada por seis damas de honor, que lucieron vestidos en color blanco con una banda en rosa palo.
Entre los asistentes al enlace se encontraban el príncipe Pablo de Grecia, los Duques de Kent, su hija Lady Helen Taylor, que fue una de las más elegantes. Tampoco faltaron la princesa Alejandra, prima también de la Reina de Inglaterra y que iba acompañada por su nieto Alexander. Sin embargo, la soberana y su consorte, el Duque de Edimburgo, no asistieron. Tampoco lo hicieron Carlos de Inglaterra y su esposa, la Duquesa de Cornualles, quienes declinaron amablemente la invitación. Lo mismo ocurrió con los príncipes Guillermo y Harry de Inglaterra, que tenían compromisos previamente contraídos. Sin embargo, quien no quiso faltar fue su prima, la princesa Eugenia, no así su hermana, la princesa Beatriz, que estaba invitada a otra boda ese mismo día.