La princesa Beatriz mira al futuro con optimismo
Asistió junto a su madre, Sarah Ferguson, y su novio, Dave Clark, a una fiesta benéfica de la fundación 'Children in crisis' en Londres
La princesa Beatriz se encuentra en ese punto en el que no le falta ni le sobra nada. Ese momento en el que la vida, encarrilada personal, familiar y laboralmente, le sonríe. Sus estudios y sus prácticas le han reportado parte de esta estabilidad. Ha acabado su primer curso de Historia y Filosofía (el primero de tres que completan el grado) en la Universidad de Goldsmiths, en el sur de Londres, y pronto comenzará a trabajar para el Gobierno británico, como ayudante de relaciones públicas en el Ministerio de Asuntos Exteriores, durante seis semanas de sus vacaciones de verano.
Su formación universitaria ha traído consigo un cambio de residencia, y su independencia. La Princesa se aloja entre semana en un pequeño apartamento en el Palacio de St. James, la residencia londinense de su tía, la princesa Ana, cerca de sus primos los príncipes Guillermo y Harry. "Puedo ver a mi familia cada vez que quiera" afirma la Princesa, que tampoco estará lejos de su novio, el americano Dave Clark. El joven de 26 años, que vive con su familia en Hampstead al norte de Londres, ha confesado a sus amigos estar encantado de poder estar más tiempo con su novia. Los fines de semana, la Princesa se traslada a la casa de su padre en Windsor, a las afueras de la capital. La joven había considerado adquirir su propio piso en Londres, pero consciente de lo caro que resultaría proveerlo de seguridad las 24 horas del día, decidió que mejor opción era St. James.
También ha contribuido al subidón de endorfinas (hormonas del bienestar) sentirse a gusto en su cuerpo. La Princesa, descontenta con su aspecto tras la publicación el verano pasado en la prensa inglesa de unas fotos suyas en bikini, ha perdido algunos kilos y ha ganado seguridad y atractivo.
Pero, tal vez, el mayor responsable del idílico momento que atraviesa haya sido su novio. Dave, hijo del millonario empresario afincado en Nueva York Michael Clark, es un ejecutivo dedicado al marketing que trabaja en el proyecto de turismo espacial que desarrolla Sir Richard Branson y a quien la princesa Beatriz conoció en septiembre de 2006. Fue el príncipe Guillermo quien les presentó durante la fiesta por el 23º cumpleaños de Sean, el hijo de Branson. Desde entonces, la Princesa no se ha separado de él en ningún momento. Su relación con Dave cuenta además con la aprobación de los padres de la Princesa, que invitaron al joven a unas vacaciones en un resort suizo en Verbier la semana de San Valentín de 2007. Juntos han pasado vacaciones en familia en Saint-Tropez, con Sarah Ferguson y la princesa Eugenia, y juntos apoyan sus causas solidarias. Como la de ayer: la fiesta benéfica de la fundación Children in crisis en Londres a la que asistieron acompañados por la Duquesa de York. Así las cosas tiene por delante un futuro de lo más prometedor.