El enlace de Peter Phillips y Autumn Kelly será la primera gran boda real de la temporada y todo un acontecimiento en el Reino Unido. Se trata del primer nieto de la reina Isabel de Inglaterra que pasa por el altar y la expectación es máxima. Ellos, tranquilos en la medida de lo posible, han concedido en exclusiva a ¡HOLA! su entrevista más íntima en vísperas de su boda, el próximo 17 de mayo. La pareja, que nos recibió en su casa de campo de Aston, en Gloucestershire, ha compartido esta semana con nuestra revista sus sentimientos, recuerdos e inquietudes.
Lo suyo, nos confiesan, fue amor a primera vista. El destino hizo el resto. De manera inesperada, el mismo día que la joven canadiense conoció al que sería el hombre de su vida, recibió una oferta de trabajo en Inglaterra. En aquellos tiempos del principio, la identidad real de Peter, nieto de la soberana inglesa y décimo en la línea de sucesión al Trono, permaneció en secreto como confiesa Autumn: "Soy canadiense y nos conocimos en Montreal, así que yo al principio no tenía ni idea de que Peter era miembro de la [Familia Real inglesa]. Lo mantuvo en secreto hasta que vi en la tele un especial con motivo del 21º cumpleaños del [príncipe Guillermo] y pusieron un vídeo en el que mencionaban a Peter".
Amor para toda la vida
Relativamente pronto se dieron cuenta de que lo suyo iba en serio. Peter había encontrado a una mujer "asombrosamente atractiva, con un sentido del humor travieso y, además, muy inteligente"; Autumn, a un hombre "generoso, agradable, amable... Imposible de no amar". A partir de ese momento, Peter fue introduciéndola en el círculo familiar. Primero, presentándola a su padre y a su hermana, Zara, y más adelante al resto de la familia. "Si no hubiera ido en serio, no la hubiera llevado a conocer a mi madre, la princesa Ana, y mucho menos a mis abuelos", nos comenta el nieto de la soberana inglesa. Los padres de Peter fueron los primeros en conocer sus planes matrimoniales, que recibieron con sumo agrado. A continuación, puso en marcha la Operación Pedida (de mano): "Soy un romántico a la antigua, así que había planeado declararme en un globo (y si me decía que no, podría tirarla). No pudo ser por el mal tiempo, así que en medio de un diluvio me puse de rodillas y le pedí que se casara conmigo".
La declaración y su correspondiente "¡sí!" abrieron los prolégomenos de la primera boda real de la temporada -con todos los miembros de la realeza inglesa entre los 300 invitados-. Preparativos a la carrera, hoy practicamente superados. Para abrir boca, nos desvelaron durante la entrevista algunos detalles sobre el secreto mayor guardado de toda novia: el vestido nupcial. "Es de color marfil e... ¡impresionante! No tengo ninguna intención de cambiarme durante la recepción. Sólo una vez se tiene la oportunidad de se la reina del baile, así que quiero llevar ese vestido el mayor tiempo posible. ¡Tendremos suerte si no duermo con él puesto!", comenta Autumn entre risas. De que comenzarán su nueva vida juntos enamorados y dispuestos a luchar porque su Amor sea para toda la vida, salta a la vista. Pero, además, lo confirmaron tajantemente. "Nos prometemos mutuamente y en la casa de Dios. No tiene sentido casarse si no va a ser para siempre, por idealista que suene".