En 1995, una época en la que su persona era rechazada e incluso repudiada por una gran parte del pueblo británico, la Duquesa de Cornualles, entonces Camilla Parker Bowles, decidió protegerse de las persecuciones y los ataques personales a los que se veía sometida cada día (una vez incluso le arrojaron barras de pan mientras hacía la compra en un supermercado), mudándose a un vivienda más resguardada.
68.000 metros cuadrados de finca
Buscando la tranquilidad e intimidad que le habían sido arrebatadas, Camilla abandonó Middlewick House, la residencia que compartía con su ex marido en Corsham, y compró la bonita mansión Ray Mill House, ubicada cerca de Chippenham, en Wiltshire. La señorial casa, de cerca de dos siglos de antigüedad, era el lugar perfecto para ella: rodeada de elevados muros y con un excelente sistema de seguridad, Camilla podría pasear por los 68.000 metros cuadrados de finca sin que su fotografía saliera al día siguiente en la portada de todos los periódicos. Además, la vivienda se encontraba a tan sólo 28 kilómetros de Highgrove, la residencia oficial del Príncipe Carlos y también el lugar donde Camilla pasaba grandes temporadas.
Carlos le ayuda a mantener su casa
Aunque hoy día la esposa del Heredero británico vive en Clarence House, es en Ray Mill House donde tiene realmente su hogar. Allí están sus cuadras, con sus caballos Molly y Gipsy Girl; sus perros, Freddy y Tosca; y su jardín, terreno que ella misma cuida con devoción por tratarse de una de sus grandes pasiones.
Camilla siempre ha llevado una vida acomodada y de grandes lujos, pues heredó una buena herencia de su madre, pero el fracaso de una operación con un banco inglés le llevó a perder 840.000 euros, cerca de 150 millones de pesetas. Por este motivo, Carlos le ayudó a costear en aquel momento algunos de sus servicios personales, tales como el chófer y guardaespaldas, además de pagar parte de los gastos de su casa.
El cuadro de Alice Keppel
Ray Mill House está decorada muy al estilo de Camilla. Las habitaciones están forradas con paneles de roble, y los muebles que las decoran son antiguos y de estilo señorial. Una de las estancias favoritas de la Duquesa es el salón, una habitación amplia y luminosa con vistas al jardín. En una de las paredes, se alza el retrato de Alice Keppel, su bisabuela, mujer a la que Camilla siempre ha admirado y que ha tenido un significado especial en su historia de amor con Carlos. De hecho, gracias a ella intercambió, en la década de los 70, su primera frase con el [Príncipe de Gales], unas pícaras palabras que significaron el comienzo de su apasionado romance: "¿Sabía usted que mi bisabuela y su bisabuelo (Eduardo VII) fueron amantes?".