Desde el mismo momento en que se hizo público su noviazgo; es más, desde el momento preciso en que se la fotografió junto al príncipe Guillermo y se habló de ella como la novia del primogénito de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales, Kate Middleton se ha convertido en una de las mujeres más perseguidas por los paparazzi británicos. Tanto que la joven comienza a sentir en piel propia qué es el acoso mediático. Una imagen suya de compras con su madre vale muchos miles de libras y ya se comercializa en los medios del mundo entero. Y es que esta joven, que muchos ya han definido como digna sucesora de lady Diana, ha despertado las simpatías del pueblo británico que quiere saber más sobre quien pudiera estar llamada a ser la futura reina de Inglaterra.
Al tribunal de los Derechos Humanos de Europa
Sin embargo, Guillermo de Inglaterra sabe que la presión mediática, en algunas ocasiones, es difícilmente soportable; y que toda su relación puede salir perjudicada si cada uno de sus movimientos es detenidamente observado por un objetivo dispuesto a captar las imágenes de esta relación. Para evitar que la situación se agrave, el Príncipe ha decidido, apoyado por el padre de Kate Middleton, el millonario Michel Middleton, denunciar las intromisiones en la vida privada de su novia en el tribunal europeo. de los Derechos Humanos. Dos han sido las imágenes publicadas que más han irritado al Príncipe y al progenitor de su novia: las de las compras navideñas y, muy especialmente, unas que mostraban a Kate Middleton en un autobús camino de una entrevista de trabajo. Ante la publicación de ambas imágenes, el príncipe Guillermo y el señor Middleton optaron por escribir una carta a los medios pidiendo por favor respeto a su vida privada. Si esto no fuera suficiente, están dispuesto a presentar sus quejas, como ya hiciera la princesa Carolina de Mónaco, al tribunal de Estrasburgo. Y es que Guillermo de Inglaterra tiene demasiado vivos los recuerdos de su madre, constantemente perseguida por paparazzi y con un escaso margen para vivir, sin testigos, episodios estrictamente de su vida privada.