La familia Real británica ha vuelto a congregarse para celebrar una boda, tan solo cinco meses después del matrimonio entre la duquesa de Cornualles y el Príncipe Heredero del trono de Inglaterra. En esta ocasión Carlos y Camilla han asistido al enlace del primogénito de ésta, Tom Parker Bowls, y Sara Buys. La novia lucía un vestido color marfil entallado con escote palabra de honor del diseñador Alexander McQueen realizado en seda, chifon y tull y un recogido bajo sostenido por camelias blancas. La pareja se dio el sí quiero por la tarde en la iglesia de San Nicolás, en Rotherfield Greys (Inglaterra), en una elegante localidad a 65 kilómetros al oeste de Londres.
Camilla, con su mejor sonrisa La lluvia británica no faltó tampoco a la cita, pero esto no afectó al semblante de Camilla, que llegaba con expresión de felicidad y no dejó de lucir, un instante, una sonrisa pletórica. En un elegante color gris perla y paraguas en mano, la duquesa llegó acompañada de su marido, el príncipe Carlos y de su hija, Laura. Tom y Laura, habituales de las fiestas y eventos de la alta sociedad londinense, tienen además muy buena relación con los príncipes Guillermo y Enrique, que también asistieron a la ceremonia, sin sus respectivas parejas, algo que había suscitado numerosas especulaciones días atrás en la prensa británica.
Tom, de 31 años, es el mayor de los dos hijos que la duquesa de Cornualles tuvo con su primer marido, Andrew Parker Bowles. Fue alumno del reconocido colegio de Eton, donde también estudiaron los hijos de Carlos de Inglaterra, los príncipes Guillermo y Harry, y no es sólo el hijastro del heredero de la corona inglesa, sino también su ahijado. Tom es crítico gastronómico y Sara -con la que se comprometió en diciembre de 2004 en Venecia después de tres años de relación- editora y periodista especializada en moda.