Carlos y Camilla sorprenden al mundo con una solemne ceremonia eclesiástica
La ornamentación de la capilla también se carectizó por la sencillez. La decoración floral consitió en arbolillos -Malus Evereste, Great White Blossom y Prunus Hai Haiku- y flores de la pradera inglesa tales como prímulas, camelias, violas y narcisos, de los invernaderos del Ducado de Cornualles. Todos los árboles y las plantas se plantarán en los jardines de las residencias del Príncipe de Gales en Highgrove y Clarence House, en memoria del feliz día.
La música dio paso a los momentos más significativos de la ceremonia. Uno de los más estelares fue la actuación de la contralto Ekaterina Semenchuk, que interpretó un himno ruso con música de Gretchaninov como regalo de boda de la Fundación Teatral Mariinsky de San Petersburgo, de la que el Príncipe de Gales es presidente honorífico y benefactor. Una composición que introdujo el rito de bendición. El príncipe Carlos y su esposa, Camilla, fueron bendecidos, entonces, por el arzobispo de Canterbury, Rowan Douglas Williams, en representación de la iglesia Anglicana, tras jurarse fidelidad: "Esta es mi decisión con ayuda de Dios" pronunciaron los contrayentes, que apenas se miraron durante la ceremonia, aunque, tras aquellas palabras, el príncipe Carlos se sonrojó.
Una vez concluida la celebración religiosa, que duró 45 minutos, los Príncipes de Gales abandonaron el altar mayor, tras hacer una reverencia a la reina Isabel, y se dirigieron a la Puerta Oeste (Claustro de Herradura) del templo. En el trayecto, muchos de los invitados hicieron, igualmente, una reverancia a Camilla, como reconocimiento y respeto por su nueva posición. Antes de reunirse con sus familias para las fotos oficiales, la pareja quiso tener una deferencia con los ingleses, que les habían esperado en las inmediaciones del castillo de Windsor para felicitarles, y se acercó a saludarles. El príncipe Carlos y su esposa, Camilla, que sin perder la sonrisa luchó contra el viento para no perder el tocado sujetándoselo con la mano, recibieron felices y relajados un pequeño primer baño de multitudes como marido y mujer. Después de la sesión fotográfica, los recién esposos se reunieron con los más de 700 invitados en la recepción privada que celebraba la Reina en su honor en los departamentos oficiales del castillo, el salón San Jorge, la Cámara Waterloo y la Gran Sala de Recepción.
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Una vez concluida la celebración religiosa, que duró 45 minutos, los Príncipes de Gales abandonaron el altar mayor, tras hacer una reverencia a la reina Isabel, y se dirigieron a la Puerta Oeste (Claustro de Herradura) del templo. En el trayecto, muchos de los invitados hicieron, igualmente, una reverancia a Camilla, como reconocimiento y respeto por su nueva posición. Antes de reunirse con sus familias para las fotos oficiales, la pareja quiso tener una deferencia con los ingleses, que les habían esperado en las inmediaciones del castillo de Windsor para felicitarles, y se acercó a saludarles. El príncipe Carlos y su esposa, Camilla, que sin perder la sonrisa luchó contra el viento para no perder el tocado sujetándoselo con la mano, recibieron felices y relajados un pequeño primer baño de multitudes como marido y mujer. Después de la sesión fotográfica, los recién esposos se reunieron con los más de 700 invitados en la recepción privada que celebraba la Reina en su honor en los departamentos oficiales del castillo, el salón San Jorge, la Cámara Waterloo y la Gran Sala de Recepción.