Empeñado en afirmar -teorizó sobre ello en sus escritos- la monarquía absoluta de derecho divino se relacionó, con dificultad, con el Parlamento y la Iglesia de Inglaterra. Entre sus logros, en el plano cultural, se resalta su papel protector hacia William Shakespeare.
Más poder que el Rey
Sucede a Jacobo I de Inglaterra su hijo Carlos I, (1600-1649), que instauró un absolutismo de once años y se negó, por completo, a que se recortaran sus prerrogativas reales. Once años de tiranía que les conducirían a una guerra civil en la que el Rey sería derrotado por las fuerzas de Cronwell, (1599-1658). Un terrateniente puritano que se negó a seguir las instrucciones del Parlamento y se hizo nombrar Lord Protector en lo que fue la única experiencia republicana de la historia de Inglaterra.
Cronwell, que tenía más poder que el propio Rey, murió de malaria en 1658 y, aunque intentó que su hijo Richard le sucediera frente al Gobierno de la República, la monarquía de los Estuardos queda restablecida, de nuevo, con Carlos II (1630-1685). Un Monarca que reina en una Inglaterra donde no hay descanso para las intrigas y se distingue por su prudencia y por publicar una Declaración de indulgencia a favor de los católicos.