ISABEL I, LA ÚLTIMA TUDOR

Por hola.com

A la muerte de Enrique VIII reinaron sus hijos: Eduardo VI, María I (1556-1558), e Isabel I.
Eduardo VI, hijo de Juana Seymour, instauró, definitivamente, el protestantismo; María I, la Católica o la Sanguinaria, hija de Catalina de Aragón, abolió las normas dictadas por su padre y desencadenó una ola de terror por la persecución y ajusticiamiento de los herejes, en su empeño de restablecer el catolicismo; e Isabel I (1533-1603), Reina de Inglaterra e Irlanda (1558-1603), hija de Enrique VIII y de su segunda esposa, Ana Bolena, fue la última monarca de la casa Tudor que ascendió al trono.

Nacida en Greenwich, en el meridiano 0, asumió el mando de la Iglesia anglicana, fue excomulgada en 1570, y privó a los católicos de sus derechos políticos y de otras condiciones de ciudadanía. Consolidó el trono amparándose en la solidez del Gobierno desarrollada por su padre, Enrique VIII.

Con ella, Inglaterra, inició su desarrollo industrial, económico y marítimo - no en vano, bajo sus ejércitos condujeron a España al desastre de la Armada Invencible, en 1588, y al fin del poder marítimo español- y se produjo el desarrollo del comercio exterior. Con la reina Isabel se extingue la dinastía Tudor -nunca se casó y así se lo hizo saber, desde el principio, al Parlamento- y se inicia la etapa de los Estuardos al designar ésta como heredero de la corona, a Jacobo VI de Escocia, (1566-1625), el hijo de María Estuardo. La Reina escocesa, que fue ejecutada en 1587 y que, por su defensa del catolicismo, fue una constante amenaza para su corona