No obstante y una vez más, la princesa Margarita Rose, -la mujer que doblegó su vida y sus sentimientos a la institución de la Monarquía y mantuvo una conducta intachable-, desobedeció los deseos de su madre, y murió mientras dormía plácidamente... La Princesa que vivió enferma de amor a lo largo de toda su existencia decidió abandonar la vida de madrugada y en silencio.
Una muerte anunciada, pero no asumida
... Y la Familia Real que no había podido ni siquiera terminar de asumir su enfermedad llora, ahora, desconsoladamente su pérdida entre muros. Sus hijos, Sarah y David, al frente siempre del féretro; La Reina, en Windsor; y el duque de Edimburgo y el Príncipe Carlos, en Sandringham, con la Reina madre que no ha dejado de rezar, desde que el sábado de madrugada fuera informada de la muerte de la princesa Margarita. Una muerte esperada y anunciada, aunque no por ello asumida por los que de verdad la querían.
La reina madre y la princesa Margarita eran muy parecidas y se llevaban extraordinariamente bien. Les gustaba hacer mímica, les gustaba disfrutar de la vida y no había día en el que no se hablaran por teléfono.
El adiós
Ahora, la Reina se prepara para dar el último adiós a su hija. No pudo ser en la residencia de ésta, en Kensingtopn Palace; ni tampoco en St. James Palace -la Capilla de la Reina donde permanecerán sus restos hasta el jueves- pero, D.m., será el viernes, en Windsor. En la capilla de San Jorge. Un hermoso lugar desde el que despedirán a una princesa de gran espíritu, hermosa y creativa en esencia".