Hemos vuelto a apreciar en las últimas apariciones de Mabel de Holanda un atisbo de la Princesa que fue hasta el terrible golpe de la pérdida de su esposo, el príncipe Friso: risueña, alegre, divertida… además de familiar, trabajadora, solidaria y clarividente. El fatal destino de su marido le había borrado la sonrisa, pero poco a poco vuelve a ser la de siempre, aunque siga de riguroso luto. Tanto en las recientes vacaciones de invierno de la Familia Real holandesa en Lech, como en sus causas humanitarias, compromisos que la llevan por todo el planeta (a Davos, a Oslo…), la princesa Mabel ha revelado una incipiente mejoría.
Ayer volvimos a ser testigos. La princesa Mabel, viuda del príncipe Friso, se reunió ayer con el ministro de Asuntos Exteriores noruego, Børge Brende, para tratar el tema de los matrimonios infantiles forzados. La Princesa, responsable del proyecto Niñas, no novias que reúne a cientos de organizaciones internacionales en pos de la abolición de los matrimonios infantiles, se mostró sonriente y visiblemente animada, pese a vestir de negro, y más que nunca entregada a su labor humanitaria. En su cuenta de Twitter, la Princesa indicó tras las reunión que "más del 60 por ciento de las niñas que son obligadas a casarse en los países en vías de desarrollo carecen de cualquier educación", recalcando la importancia de terminar con las bodas forzadas de menores de edad. Su misión y su rescate.