Los príncipes Guillermo y Máxima viven los Juegos Olímpicos en familia. Y eso significa que les acompañaban en las gradas durante el partido de hockey sobre hierba femenino entre Holanda y China, como es habitual en esta edición olímpica, sus tres hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane, pero por primera vez también sus sobrinas Luana y Zaira, hijas de los príncipes Mabel y Friso, que se encuentra en estado de coma en el prestigioso Hospital Wellington de Reino Unido. Los Príncipes de Orange les tienen muy presentes, por eso, entre competición y competición, han ido a visitarles y a prestarse para lo que necesiten aprovechando su estancia en la capital inglesa, donde la golpeada familia ha reanudado su antigua vida tras el fatal accidente. Esta vez se han llevado a sus sobrinas para que disfrutaran con sus hijas de la cita olímpica, pero los Herederos de Holanda han estado pendientes y volcados con Friso y Mabel de Holanda y sus hijas desde el principio. En privado y en público. La princesa Mabel, que se mantiene apartada de la vida pública debido a su dura realidad, volvió a un acto oficial de la mano de la princesa Máxima el pasado mes mayo, cuando juntas presidieron el concierto ofrecido por la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam en la sala Barbican Hall de la capital británica bajo la dirección de Bernard Haitink. Ayer, las primas se mostraron tan unidas como sus padres y celebraron la victoria de su equipo con alegría. Y con esperanza de otros triunfos.