Al igual que muchas otras familias holandesas con hijos pequeños, los Príncipes de Orange acudieron ayer sábado a ver a San Nicolás, que como es tradición, arribó en la localidad de Hardewijk al mediodía a bordo de su barco de vapor, dando así fin a su viaje desde España. Pese al mal tiempo que estos días afecta a Holanda, cientos de niños se congregaron en el puerto de esta pequeña ciudad para recibir al barco "Madrid", a bordo del cual se encontraba San Nicolás acompañado de su fiel escudero "Zwarte Piet" y los regalos que los niños holandeses recibirán en la madrugada del próximo día 5 de diciembre. La celebración de San Nicolás es un equivalente de los Reyes Magos en España.
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Una vez en tierra, el Santo saludó a las autoridades y realizó un recorrido en carroza por las calles del centro histórico de Hardewijk donde fue recibido por grupos de entusiastas niños que cantaron canciones típicas de San Nicolás, bailaron en su honor o le acompañaron en su recorrido montados en bicicleta. San Nicolás tuvo tiempo de dirigir unas palabras a las familias allí congregadas, y, a través de la televisión, a todo el país: "A partir de hoy podéis ir dejando vuestros zapatos alrededor de las chimeneas. Tanto los pequeños como los grandes, ya que todos recibiréis regalos, siempre que os hayais portado bien a lo largo del año", afirmó el Santo.
Como es habitual, los Príncipes Guillermo y Máxima quisieron que sus hijas disfrutaran de este entrañable evento como los demás niños, por lo que se dejaron ver por las calles con total normalidad, disfrutando del gran ambiente festivo y compartiendo impresiones y fotos con otras familias. Las pequeñas princesas recibieron al Santo, igual que otros años, ataviadas con la capa característica de San Nicolás y el gorro de paje de "Zwarte Piet", y, en el caso de Alexia y Ariana, a hombros de sus padres.