Pánico en el homenaje a los caídos de Holanda
La reina Beatriz y los Príncipes de Orange, junto a los miles de ciudadanos asistentes a los actos de recuerdo a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, vivieron momentos de pavor y desconcierto
Después de que la normalidad y la alegría volvieran a ser la tónica de las celebraciones del Día de la Reina del pasado viernes y que los dramáticos acontecimientos del año pasado -el atentado frustrado contra los Orange- comenzaran a ser tan solo un doloroso recuerdo del pueblo holandés, las escenas de pánico y desconcierto de aquel aciago día se reprodujeron en la tarde de ayer durante los actos de recuerdo a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial.
Mientras la Reina y los Herederos, acompañados de las más importantes autoridades de la nación, como el Primer Ministro, Jan Peter Balkenende, acompañaban a los miles de ciudadanos llegados a la Plaza del Dam de Ámsterdam en los tradicionales dos minutos de silencio, un hombre comenzó a gritar de forma desaforada e ininteligible, lo que provocó que decenas de asistentes al acto fueran presa del pánico e intentaran saltar las vallas protectoras. Cincuenta personas tuvieron que ser atendidas con todo tipo de magulladuras y fracturas de huesos. Los miembros de la Familia Real de Holanda fueron protegidos de forma inmediata por los servicios de seguridad y conducidos de forma urgente a una puerta del Monumento Nacional, a escasos metros del lugar de los hechos.
Finalmente la policía consiguió detener al individuo que provocó el incidente. Según el periódico De Telegraaf se trataría de un holandés de 39 años con antecedentes penales y vestido con el típico atuendo de los judíos ortodoxos, incluido un sombrero. En palabras de los policías encargados de arrestarle, su comportamiento durante la detención fue el de alguien "claramente trastornado". El Jefe de la Policía de Ámsterdam ha descartado que se tratara de un intento de ataque terrorista o de que hubiera más personas implicadas.
Continuó el programa previsto
Tras unos minutos de gran tensión, y con el objeto de tranquilizar a los asistentes, la Reina holandesa y los Herederos decidieron recuperar el programa previsto, siendo recibidos con un gran aplauso por los ciudadanos congregados en esta céntrica plaza de la metrópolis holandesa. La reina Beatriz y su hijo, el príncipe Guillermo, fueron los encargados de depositar una corona de flores delante del Monumento Nacional. A continuación, tanto la soberana como los Príncipes de Orange y el Primer Ministro se dirigieron al edificio Industrieele Groote Club -anexo a la plaza y en donde se había levantado un hospital de emergencia- para visitar a las decenas de heridos.
El Servicio de Información del Estado informó a última hora del martes que los actos previstos para el miércoles -día en el que se celebra el Día de la Liberación de Holanda de la ocupación nazi- se mantienen tal y como estaba previsto por lo que la Reina asistirá por la noche al tradicional concierto conmemorativo a orillas del río Amstel, también en Ámsterdam.