Los Príncipes herederos holandeses fueron los encargados de inaugurar este miércoles en el castillo de Duivenvoorde, ubicado en la localidad de Voorschoten, la exposición conmemorativa de los 50 años de existencia de la Fundación Duivenvoorde.
Esta organización fue creada en 1960 por la baronesa Schimmelpenninck van der Oye con el objetivo de poner a disposición del público tanto su castillo como su notable colección de arte.
Con motivo del jubileo, la fundación ha puesto en marcha diversas iniciativas como conferencias, conciertos y actividades para jóvenes. La anécdota de la jornada se produjo cuando el príncipe Guillermo y su esposa, Máxima de Holanda, llegaron a las puertas del castillo montados en bicicleta. El matrimonio real hizo así uso de uno de los medios de transporte más popular en los Países Bajos. Ambos se revelaron como unos auténticos expertos encima del sillín. Ni el impecable traje de chaqueta del Heredero al trono holandés ni los tacones de la Princesa fueron obstáculo para demostrar sus habilidades y su inagotable sentido del humor.
La Princesa de Orange, que realizó recientemente un viaje de carácter humanitario a Kenia -donde coincidió con la reina Sofía-eligió para la ocasión un veraniego vestido de tirantes de color azul acompañado por una chaqueta de punto gris. Y demostró, junto a su marido, que las bicicletas no sólo son para el verano.