Los cuatro Reyes y las infantas Elena y Cristina dan su último adiós a Carlos de Borbón-Dos Sicilias con honores reales
La Familia Real ha despedido a Carlos de Borbón-Dos Sicilias con los últimos honores reales como Infante de España y con todo el sentimiento que tantos años les ha mantenido unidos. Don Felipe y doña Letizia, don Juan Carlos y Sofía y otros miembros de la familia del monarca como la infanta Elena y la infanta Cristina, que aunque vive en Suiza en la actualidad se ha desplazado hasta Madrid para la ceremonia, asistieron de riguroso negro y con los más sentidos pésames al funeral que se ha oficiado por el eterno descanso de su alma este mediodía en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Como no podía ser de otra manera doña Cristina, íntima amiga de Cristina de Borbón-Dos Sicilias, hija mayor del infante Carlos, ha querido estar junto a la familia para darles un cariñoso abrazo y confortantes palabras de consuelo en estos dolorosos momentos. Es la primera vez que coincide en un acto público con los Reyes desde el pasado 8 de junio, cuando don Felipe y doña Letizia asistieron al funeral ortodoxo por Kardam de Bulgaria oficiado en la iglesia madrileña de San Jerónimo el Real, a la que acudieron también los reyes Juan Carlos y Sofía y la infanta Elena.
Este mediodía las Infantas llegaron juntas en un coche a la lonja del Monasterio, a continuación lo hicieron don Juan Carlos y doña Sofía, que en su caso descendieron del vehículo ya dentro del recinto del Monasterio, en el Patio de Reyes, y por último los Reyes, que fueron recibidos por la viuda del Infante, Ana de Orleans, sus hijos, sus yernos y sus nietos, y por las autoridades presentes, el ministro de Justicia, Rafael Catalá; el presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri, y el jefe del Cuarto Militar, Juan Ruiz Casas. Don Felipe y doña Letizia expresaron sus condolencias a todos y cada uno de los familiares directos, incluidos los niños.
Asimismo tampoco han faltado los Duques de Soria y su hija, María Zurita; Simoneta, Bruno, Beltrán y Fernando Gómez Acebo, y varios miembros de la Familia Real búlgara, el príncipe Konstantin junto a su esposa, María García de la Rasilla, y Miriam Ungría del brazo de su hijo mayor, Boris, el nuevo heredero de los derechos dinásticos de Bulgaria. Muchas personalidades que ayer velaron los restos mortales del infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias en la capilla ardiente instalada en el Real Monasterio, hoy le han dado también su último adiós. Además de los reyes Juan Carlos y Sofía junto a la infanta Elena, han vuelto al templo para su despedida Alfonso de Borbón, esta mañana acompañado por su mujer, Margarita Vargas, que acudía de luto con férula en la pierna izquierda incluida; y otros amigos del fallecido como el empresario Juan Abelló y su mujer, Ana Gamazo.
Tras el funeral, el féretro del Duque de Calabria, cubierto por la bandera nacional, se ha trasladado en una centenaria ceremonia al Pudridero de Infantes, donde permanecerá 25 años como es tradición antes de ocupar su lugar entre los mármoles blancos del Panteón de los Infantes, destinado a príncipes, infantes y reinas que no fueron madres de reyes. El sitio que le pertenece por su condición y por deseo del Rey, aunque quiso en vida que lo enterraran en un convento de Ciudad Real. Un cortejo fúnebre, acompañado por Pedro de Borbón-Dos Sicilias y sus hermanas, Cristina, María, Inés y Victoria de Borbón-Dos Sicilias, ha recorrido el exterior del monasterio para transportar el ataúd en un armón de artillería, escoltado por la Guardia Real, hasta la basílica, donde se ha oficiado la misa córpore insepulto. Momentos de los más solemnes y al tiempo más emotivos para la familia, que no pudo contener las lágrimas, que se han vivido hoy en El Escorial.
El infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias falleció a los 77 años durante la mañana de este lunes, 5 de octubre, en su finca La Toledana, ubicada en Retuerta de Bullaque, en la provincia de Ciudad Real, tras varios años con un delicado estado de salud desde que sufrió un ictus en noviembre de 2012. El Duque de Calabria fue ese primo que es casi un hermano, ese amigo que nunca falla, para el rey Juan Carlos, quien a su vez le confirió siempre honores reales y se preocupó de otorgarle el mismo lugar especial que ocupaba en su corazón en la monarquía española. Hasta el último momento.