Un año de reinado, un año de mejoras
Hoy (19 de junio) hace un año que los Reyes heredaron la Corona de don Juan Carlos y doña Sofía. Aquel primer día de reinado los nuevos soberanos se comprometieron a no conformarse con el legado dado -cuatro décadas de estabilidad democrática y modernidad-, que ya era mucho, y a incrementarlo tanto como pudieran con el ideal en mente (y en el corazón) de "una monarquía renovada en un tiempo nuevo". Era palabra de Rey. Del dicho al hecho sin trecho. Llevan un año en el trono y un año de mejoras.
Los cambios llegaron a toda velocidad, pero sin chocar contra ningún pilar juancarlista. Los de comunicación, a bordo de la nueva política de renovación, coherencia, accesibilidad, transparencia y ejemplaridad; los de contenido, movidos por la creencia de "una España unida y diversa en la que cabemos todos", y los de promoción, guiados por su empeño de que el país sea para el mundo como lo es a sus ojos. Muchos se presentaron sin apenas hacer ruido y todos se hicieron notar. Para bien.
La comunicación inteligente -esbozada en los últimos años de mando de los reyes Juan Carlos y Sofía con el detallado desglose presupuestario, con la nueva web oficial de la Casa Real y con el nacimiento de la cuenta oficial de la institución en la red social de Twitter- se ha apuntalado en estos doce primeros meses en los que los reyes Felipe y Letizia han llevado las riendas.
Desde aquellos primeros días se han difundido imágenes inéditas de los soberanos que dan otra visión más personal, más humana, más real de su labor. Las que integran el contingente gráfico facilitado con motivo de este primer aniversario de la proclamación son las últimas en llegar, pero no las únicas. Desde aquellos primeros días el Rey nos ha abierto palacio y su despacho -y el avión, y el tren…- para hacernos partícipes de un día cualquiera de trabajo de puertas para adentro. Nos ha recibido en camisa y tirantes mientras hacía codos para prepararse una visita; en pleno despacho con el Presidente del Gobierno; a su regreso de un viaje internacional compartiendo el caluroso recibimiento familiar a su llegada al hogar…
Desde aquellos primeros días nos han ofrecido una mirada privilegiada a su agenda oficial desde ángulos y momentos diferentes a los que se han producido en presencia de los medios de comunicación: el primer cumpleaños de don Felipe como Rey a 5.000 kilómetros de casa, el abrazo con la gente, los momentos más duros del reinado... Desde aquellos primeros días han agilizado la comunicación directa a través de las redes fomentando una vez más la cercanía con los españoles.
Y en este refrescante panorama ondea el estandarte de la ejemplaridad con medidas diligentes para mejorar el funcionamiento de la Casa Real entre las que figuran la auditoría de las cuentas de la institución, un código de conducta con principios de buen gobierno aplicables a sus miembros, la regulación de los regalos que recibe la Familia Real... La última, muy difícil como hermano, un imperativo (categórico) como Rey: la revocación del título de Ducado de Palma a la infanta Cristina. Por España todo por España -por encima de cualquier otra consideración, incluso aquellas que se refieren a su propia familia- en este primer año sin mácula en el trono.
La Monarquía de don Felipe y doña Letizia abraza a España entera. Los Reyes han acercado la Corona a colectivos que jamás se hubieran figurado en Palacio. Han extendido su invitación, al margen de los visitantes de siempre, a estudiantes, a escritores, a investigadores, a cantantes, a toreros, a deportistas, a poetas... a representantes de todos los sectores consiguiendo que la riqueza de las recepciones sea fiel a la riqueza del país.
Los Reyes han promovido también una España sin complejos en estos doce meses de tanto trabajo. Han hecho méritos en sus viajes oficiales al extranjero como invitados y en sus recepciones en palacio como anfitriones para la consolidación del espíritu español. Y, en pos de su propósito, han cambiado las maneras antiguas, los esquemas viejos, los protocolos caducos para mayor realce del país, tal y como hicieran con motivo de la visita de presentación del Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella. Como las otras monarquías, España siempre ha tenido un envidiable Palacio Real; España siempre ha tenido una impresionante escalinata; España siempre ha tenido unos impecables alarbaderos. Y esta vez sí se vieron. La bienvenida oficial casi familiar de antes en el palacio de La Zarzuela se ha vuelto ahora imponente al estilo buckinghamniano en el palacio de Oriente.
Probablemente algunas de las innovaciones sean inspiradas por doña Letizia que mira con ojos nuevos, incluso tal vez sean perseveradas por su tenacidad. De lo que no hay lugar a dudas es de que su Monarquía renovada es un proyecto en equipo que les ilusiona -motivo de tantas sonrisas desde el primer día hasta hoy mismo- y que les satisface a ambos por igual. Razón de ser de esa mirada de orgullo del Rey. Por su Reino, por su Reina.