La Primera Comunión de la princesa Leonor
Ha llegado el gran día para el que tanto se ha preparado. Aunque las altas temperaturas de los últimas semanas han dado tregua en la capital y la mañana se ha levantado fresca, el brillante sol de mayo no ha querido faltar a la Primera Comunión de la princesa Leonor y ha relumbrado en lo alto de un despejado cielo azul para mayor realce de la ya de por sí señalada ocasión. El recinto de entrada a la Parroquia Asunción de Nuestra Señora (Aravaca), abarrotado de periodistas, reporteros gráficos y cámaras para dar cumplida información del acontecimiento -y, allende del perímetro, de curiosos y admiradores reales-, ha comenzado a borbotear al punto de flash cuando han aparecido la princesa Leonor y los demás miembros de la Familia Real española.
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La Princesa de Asturias, muy sonriente y con la emoción por el gran paso que se dispone a dar reflejada en la mirada, ha llegado arropada por sus seres queridos que compartían su misma felicidad: sus padres los reyes Felipe y Letizia, acompañados por su hija pequeña, la infanta Sofía; sus abuelos paternos, los reyes Juan Carlos y Sofía; sus abuelos maternos, Jesús Ortiz con su mujer, Ana Togores, y Paloma Rocasolano, y su bisabuela materna Menchu Álvarez del Valle. La pequeña gran protagonista ha sabido manejar con profesionalidad los nervios naturales de una de las primeras veces más importantes de su vida y, sabiéndose protagonista del día, ha tenido el temple de toda una Princesa para volverse unos instantes hacia la prensa y saludar a los profesionales allí congregados antes de dirigirse al interior del templo, siguiendo el ejemplo de los Reyes y de los demás miembros de la Familia Real, que han vuelto a reunirse al completo por primera vez desde la proclamación, hace ahora casi un año.
El Rey y la infanta Sofía, con los colores de Los Rosales
La hija mayor de los Reyes ha vestido, como el resto de sus compañeros de clase, el habitual uniforme de su colegio Santa María de los Rosales, al que se ha añadido expresamente para el acontecimiento una corbata de listas azules y amarillas, una blazer azul marino con el escudo del colegio bordado en hilo de oro en el bolsillo izquierdo y, en alusión al sagrado sacramento, un sencillo rosario. Enmarcaba su rostro feliz dos trenzas de raíz. El rey Felipe, exalumno del colegio de sus hijas, ha vestido los colores del centro (azul y amarillo), al igual que la infanta Sofía, que ha lucido un vestido de Nanos, de corte muy similar a los que suele llevar en todas sus apariciones públicas, con lazo y bailarinas azules y con diadema dorada. También la reina Sofía ha dado una pincelada azul con un traje de barroco estampado floral.
La reina Letizia se ha decantado para la comunión de su hija mayor por un conjunto de la misma línea y la misma exquisitez de su atuendo más relevante, el de la proclamación. Como en aquella importante ocasión, ha vuelto a confiar en esta igualmente significativa en su diseñador de cabecera Felipe Varela con un vestido de seda cady verde mayo y un abrigo en guipur ricamato bordado a mano en 6 tonos de hilo verde. Y, a los pies de la Reina, los de una Cenicienta moderna, unos peep toes de vinilo trasparente y specchio plata de Magrit, una de sus firmas favoritas. Su nuevo corte bob, que tantísimas versiones ha exhibido en los últimos días -extraliso, con puntas hacia dentro, recogido con postizo...-, hoy ha vuelto a dar una vuelta de cepillo más y se ha retorcido en marcadas ondas con raya a un lado. El rey Juan Carlos y Jesús Ortiz han vestido sendos trajes de color gris con corbatas fucsias, mientras que las demás damas, Paloma Rocasolano, Menchu Álvarez del Valle y Ana Togores, han llevado distintos looks de chaqueta y vestido, chaqueta y pantalón y chaqueta y falda tableada en la gama de los tonos maquillaje.
A las doce del mediodía ha comenzado la ceremonia religiosa en la parroquia Asunción de Nuestra Señora de Aravaca. La Princesa de Asturias ha hecho la Comunión como una niña más: no como la Heredera de la Corona, sino sólo como Leonor, dado el carácter privado del sacramento, y por tanto no ha disfrutado de ningún privilegio con respecto a sus veinte compañeros, como ha sido deseo personal de sus padres, los reyes Felipe y Letizia, que han acatado todas las normas del colegio. Razón por la cual, colocados todos los asistentes por orden alfabético, el rey Felipe y la reina Letizia han ocupado el segundo banco de las 22 filas, mientras que el rey Juan Carlos y la reina Sofía han asistido a la misa al fondo de la iglesia -probablemente nunca antes en su vida hayan estado en los últimos puestos de algún lugar- junto al resto de la familia Ortiz-Rocasolano.
La princesa Leonor, que se encontraba junto a los demás comulgantes sentada en el altar, ha comulgado por estricto orden alfabético y ha leído parte del Salmo durante la ceremonia, que ha durado la hora y ha estado oficiada por el capellán del colegio, fray Javier, responsable también de los dos años preparatorios de catequesis. El coro del colegio Santa María de los Rosales acompañado por un piano ha puesto el broche musical al servicio religioso, que no a la celebración. A la salida, la Familia Real ha posado para la prensa. Momento en el que hemos sido testigos de los incondicionales cariños de la reina Sofía a sus nietas; de la fluida conversación del rey Juan Carlos y Jesús Ortiz; de la amistad de la reina Letizia y Ana Togores, aunque ésta no ha formado parte de la foto de grupo, y de las primeras declaraciones de la exultante y "muy nerviosa" protagonista. El gran día de la princesa Leonor continuará en la residencia de los Reyes: "Lo voy a celebrar en casa".