Con quince años y el Toisón de Oro prendido sobre su pecho, en junio de 1983, el entonces príncipe Felipe representó por primera vez en un viaje oficial en el extranjero a su padre el rey Juan Carlos. El destino elegido para esa primera toma de contacto del joven príncipe con sus obligaciones en el exterior fue Colombia, el mismo país que 31 años después ha recibido al rey Juan Carlos, representando por primera vez a su hijo.
La reciente investidura del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha sido el motivo que ha llevado al rey Juan Carlos a realizar su primer viaje oficial al extranjero, tras haber abdicado del trono. Un viaje muy especial para su majestad que, después de cuatro décadas como máximo representante de España, abre una nueva etapa en la que además de representar a su país, representa a su hijo: el rey Felipe VI, que tradicionalmente y de forma brillante, ha sido quién se ha encargado hasta ahora de presenciar las investiduras de los presidentes de América Latina en nombre de su padre.
En este viaje el monarca fue homenajeado por más de una decena de Jefes de Estado que reconocieron su labor: "Esta noche de comunidad fraterna la hemos querido aprovechar también para rendir un homenaje muy especial, muy sentido, de corazón, a un hombre que ha marcado, para bien, la historia de España y del mundo: Su Majestad, el rey Juan Carlos".
Casualidades del destino han llevado a que padre e hijo se intercambiaran los papeles en el mismo lugar con 31 años de diferencia. El verano de 1983, un joven príncipe Felipe aterrizó en Colombia recibiendo honores reales de Jefe de Estado, y en compañía del presidente del Gobierno, Felipe González, y de su mujer, Carmen Romero. El Príncipe de Asturias recorrió las calles de Cartagena de Indias, que celebraba el 450 aniversario de su fundación, pasó revista naval a los buques escuela fondeados en la bahía y participó en un solemne acto en el que estaban presentes todos los cancilleres hispanoamericanos.
La actuación del Príncipe de Asturias fue seguida con gran expectación, España celebró la profesionalidad y las buenas cualidades del Heredero. Tanto fue así, que a su regreso el príncipe Felipe fue recibido con honores en el aeropuerto de Madrid, por diversos miembros del gobierno socialista y por una emocionada Reina Sofía, que no pudo ocultar su felicidad y orgullo al reunirse con su hijo después de esta importante experiencia.
Aunque han pasado más de tres décadas ambos monarcas continúan compartiendo la misma visión de las relaciones entre España y América Latina. El rey Juan Carlos recordó en su último viaje que "pertenecemos a la misma comunidad histórica", por su parte, el rey Felipe VI apuesta por fortalecer las relaciones entre estas "dos grandes regiones" del planeta, que comparten "visiones, preocupaciones y anhelos para conseguir, en suma, un mundo más justo, estable y próspero".
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