La Familia Real española y la Familia Real griega se han reunido hoy en el palacio de Tatoi para conmemorar el 50º aniversario de la muerte del rey Pablo. Un oficio religioso -un funeral por el rito ortodoxo- al que han acudido la reina Sofía, sus hijos, las infantas doña Elena y doña Cristina y el príncipe Felipe con su mujer, la princesa Letizia; sus hermanos, la princesa Irene y el rey Constantino con su esposa, la reina Ana María, y sus sobrinos el príncipe Pablo con su mujer, la princesa Marie Chantal, y sus cinco hijos; la princesa Alexia, el príncipe Nicolás con su mujer, la princesa Tatiana; la princesa Theodora y el príncipe Philippos.
Los Príncipes de Asturias fueron los últimos en aterrizar ayer en Atenas. No llegaron a tiempo de asistir a la proyección del documental sobre Pablo I de Grecia, el otro acto en su honor, y se unieron al resto de la familia durante la cena en el hotel Hilton, donde se hospedaban. Todos se saludaron afectuosamente y casi todos se dieron dos besos. Esta mañana han vuelto a reunirse para conmemorar el aniversario de la muerte del recordado rey Pablo y se han repartido en varias minifurgonetas -la Reina, la princesa Irene y el príncipe Felipe ocupaban la primera fila de asientos de una de ellas y la Princesa de Asturias, la infanta Elena y la infanta Cristina, la fila posterior- con rumbo a Tatoi, donde iban a asistir a un emotivo responso en memoria del soberano.
Pablo I, descrito por muchos como hombre afable y buen padre de familia, no estaba destinado a reinar por ser el menor de tres hermanos. El fallecimiento de su hermano, el rey Jorge II, en 1947, lo convirtió en Rey de Grecia, un país devastado tras la Segunda Guerra Mundial y la guerra civil, que bajo su mandato se estabilizó políticamente y empezó su desarrollo económico. El rey Pablo permaneció en el trono hasta su muerte, el 6 de marzo de 1964, pocas semanas de haber sido operado de un cáncer de estómago, y fue sucedido por su hijo, Constantino.
Cincuenta años después, toda su familia –sus tres hijos, seguidos de sus ocho nietos y de sus bisnietos mayores-, de riguroso luto y con la emoción a flor de piel –el rey Constantino no ha podido evitar emocionarse y enjugar una lágrima y el semblante de la reina Sofía ha permanecido muy serio en todo momento-, le recuerda en el señalado aniversario de su adiós con una ceremonia ortodoxa en el cementerio de Tatoi, donde están enterrados los miembros de la Familia Real griega desde 1913. El mausoleo se encuentra en el bosque que rodea al palacio, un terreno de 4.000 hectáreas a los pies del monte Parnós, y entre las tumbas se alza la capilla ortodoxa, llamada iglesia de la Resurrección.
Cada miembro de la familia le ha hecho una ofrenda floral de hojas de laurel: la reina Sofía le ha dedicado una corona en nombre de los Reyes de España; la infanta Elena, una en su nombre y de sus dos hijos, Felipe y Victoria; la infanta Cristina, una en nombre de los Duques de Palma y sus cuatro hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene. Algunos de los príncipes y princesas han querido llevarse a casa un pedacito de Tatoi y del momento compartido y han hecho fotografías con el móvil, incluso varios selfies familiares. Pese a la emotiva ocasión, el ambiente familiar en Tatoi era hoy más distendido que otras veces. Probablemente porque muchos de los miembros de la Familia Real griega, muchos años exiliada, han vuelto a vivir en casa.