El próximo día 20, la infanta Elena celebrará su 50 cumpleaños. Por ese motivo, la hija mayor de los Reyes ha concedido una extensa entrevista a la Agencia Efe en la que ha hablado de diferentes temas, como la crisis que atraviesa nuestro país, los retos del futuro y cuestiones más personales, como el nacimiento de sus hijos o su divorcio de Jaime de Marichalar. También ha tenido palabras de admiración para su padres, destacando del Rey "la cultura del esfuerzo" y de la Reina que es "un ejemplo de saber hacer y estar". De lo único que no ha querido hablar ha sido del "caso Nóos" y del debate abierto sobre si el Rey debería abdicar; tampoco se ha pronuncia sobre las propuestas de reforma de la Constitución para suprimir la preferencia del varón sobre la mujer en la línea sucesoria.
- ¿Cuál es el balance de la labor institucional que ha desarrollado en representación de la Corona?
- Estoy contenta de la labor de representación institucional que llevo a cabo. Tuve la suerte de comenzar acompañando a los Reyes junto a mis hermanos, desde muy pequeños. Y poder vivir, en directo, actos y situaciones muy especiales tanto a nivel institucional como personal. He estado y sigo dispuesta a representar a España y al Rey; siempre. Nunca he puesto ni pondré inconvenientes.
- ¿De qué está más satisfecha?
- Me encuentro bastante satisfecha y muy agradecida a la vida que llevo. Considero muy interesante haber podido aportar mi granito de arena para que España y las funciones de la Corona sean más conocidas y más queridas, tanto en nuestro propio país como fuera. He podido conocer personas muy interesantes, países, costumbres y situaciones que me han ayudado a desarrollarme como persona y a valorar mi privilegiada posición. Agradezco a los Reyes, también como padres, todo su apoyo y la educación que nos han inculcado y que me ha servido para formarme a lo largo de mi vida.
- El Rey ha tenido que someterse en los últimos años a numerosas operaciones quirúrgicas que le han restado movilidad y le han obligado a apartarse parcialmente de la vida pública. Sin embargo, en todo este tiempo ha dado también muestras de entereza y fortaleza para proseguir con su función constitucional. ¿Qué impresión le causa la tenacidad de su padre?
- El Rey, a lo largo de toda su vida ha demostrado su enorme capacidad de superación. La voluntad de servicio y el esfuerzo para poder superar las dificultades y cumplir con sus obligaciones es más fuerte que la mala suerte que ha tenido en los diferentes percances sufridos. Nos ha trasmitido desde niños la cultura del esfuerzo, para que actuemos superando las dificultades que se nos presenten.
- ¿Qué puede decir del papel de su madre, la Reina, que acaba de cumplir 75 años?
- He tenido la suerte de tener como madre a una Señora, con mayúsculas, tanto en su faceta de Reina como de madre y de mujer. Cada día es un ejemplo de saber hacer y estar. Como Reina, es un orgullo ver su entrega a nuestro país y el esfuerzo continuo por hacer las cosas bien. Como madre, nos ha educado en la tolerancia, en el respeto y en el cariño y siempre ha sido esa madre cercana, tanto a sus hijos como lo es ahora a sus nietos.
Como mujer, su adaptación a las diferentes situaciones que se le plantean; su lucha por la mejora de las condiciones de las mujeres en numerosas comunidades y países, su apoyo incondicional para fomentar al máximo el desarrollo de las colectivos más necesitados de todo el mundo. Todo ello ha hecho que se convierta en un ejemplo, no solo para mí, sino también para mucha gente.
- ¿Cómo ha vivido, desde dentro, el distanciamiento de los ciudadanos respecto a sus instituciones constatado en las encuestas y que también ha alcanzado a la Corona? ¿Cómo piensa que puede combatirse esta lejanía hacia los poderes públicos?
- Me inquieta este distanciamiento actual hacia las instituciones. Y, por supuesto, me disgustan las situaciones incómodas que se producen. Vivimos una época de cambio, en la que unas veces todo vale y otras nada vale. Todos debemos esforzarnos con nuestro trabajo e ideas, para aportar y tomar las mejores decisiones posibles. Cada uno en su nivel, para salir cuanto antes de la situación social, laboral y económica en la que nos encontramos los españoles. Es el momento de mirar adelante con decisión y pensando que vamos a aportar las mejores soluciones para el futuro de todos.
- ¿Qué experiencia ha extraído de su papel como presidenta de honor del Comité Paralímpico Español?
- Me hizo una gran ilusión cuando, en el año 1995, me propusieron ser presidenta de honor del Comité Paralímpico Español. Desde entonces intento apoyar y participar al máximo en el movimiento paralímpico. He acompañado a la representación española en todos los Juegos Paralímpicos desde Atlanta 1996 hasta la de Londres 2012. Acudo a la mayoría de las Asambleas Generales del Comité y voy a numerosas competiciones. En todas estas actividades procuro compartir el máximo tiempo posible con atletas y sus familiares y eso me ayuda a tener un conocimiento real de sus problemas y situaciones y participar activamente para ayudar a solucionarlas. Pertenecer a la gran familia paralímpica te ayuda a ser mejor persona, ya que estás constantemente pensando en los demás.
- Un aniversario como este siempre da para reflexionar sobre la trayectoria vital de la persona que lo celebra. ¿Cuáles son los momentos más significativos de su vida que ahora recuerda? ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles? ¿Y los más tristes?
- En mi vida, como en la de los demás, ha habido buenos momentos que recuerdo con cariño y situaciones dramáticas que me evocan tristeza. Pero todas las ocasiones me han ayudado a ir forjando mi carácter y a aprender a solventar las situaciones más complicadas y a disfrutar de las positivas.
Entre los mejores, el más significativo es el de la proclamación de mi padre como Rey de España. Asistí a ello cuando tenía 12 años, junto con mi madre y mis hermanos. Hay también lugar en mi memoria para otras muchas buenas ocasiones: los años pasados con mi familia en casa, en viajes; con mis amigas en el colegio; la emoción de ver a mis hermanos como abanderados olímpicos en Seúl y Barcelona; el terminar mis estudios universitarios: primero como diplomada en Profesorado de Educación General Básica y más adelante como licenciada en Ciencias de la Educación; mi boda, el nacimiento de mis dos hijos.
Lo más triste, el fallecimiento de mis abuelos la Reina Federica de Grecia, Don Juan y Doña María. Y, desde luego, todas las ocasiones que me han situado cerca del sufrimiento por las víctimas del terrorismo y junto a los familiares de los afectados por accidentes y desastres naturales. Y, entre los más difíciles, la decisión de primero separarme y después divorciarme.
- ¿Cómo ve la sociedad española actual?
- Creo que la sociedad española tiene un gran futuro. Aunque tenemos tendencia a verlo todo más negro de lo que es en realidad, confío mucho en los españoles, en nuestra juventud, cada vez más en contacto con la realidad mundial. Es verdad que muchos de nuestros jóvenes con una buena cualificación salen a otros países en busca de trabajo, pero yo no vería esto como "fuga de cerebros". Confío en que después de un tiempo vuelvan y puedan aportar su conocimiento y su experiencia para mejorar España. Estamos en un momento histórico, en el que la sociedad mundial está cambiando a gran velocidad y debemos adaptarnos sin olvidar nuestros valores, teniendo el suficiente criterio para cambiar lo que no nos parece válido.
- La educación de los hijos supone una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos. ¿Qué mensaje puede trasladar desde su experiencia como madre de dos niños, divorciada como es el caso de muchas españolas?
- Los padres debemos poner siempre todo el empeño posible en educar y formar a los hijos. Hay que estar pendientes, ayudarles y al mismo tiempo darles la libertad suficiente para que generen oportunidades que les permitan crear su propia autonomía y que desarrollen su propia vida.
La educación que intento transmitir a mis hijos no varía de la que me gustaría que tuviesen si no me hubiese divorciado. Los matices diferentes que un padre o una madre pueden aportar, por su forma de ser, a sus hijos pueden ofrecerse sin la necesidad de vivir en la misma casa. Creo que no se puede ser "ex-padre" o "ex-madre" y que cada uno busca lo mejor para sus hijos.
Una buena educación, junto a una buena formación, permite dotar a los hijos de herramientas para encontrar mejor su camino, con la esperanza de que les ayude a ser buenas personas, a ser felices y a triunfar en el camino que consideren más adecuado seguir. Y, por supuesto, les inculco lo que significa ser español y estar al servicio de España
- ¿Cómo ve el futuro de sus hijos?
- Los veo como unos chicos más de su generación. Se esfuerzan en sus estudios, intentan desarrollar su personalidad y buscan sus propios límites, dentro del marco que les fijamos su padre y yo. Como he dicho antes, miro hacia el futuro con optimismo. Creo que mis hijos formarán parte de un país capaz de superar las adversidades y con una juventud preparada. Espero que Felipe y Victoria formen parte de ella y disfruten como he podido disfrutar yo.
- ¿Se parece su vida actual a la que imaginaba tener de mayor cuando era niña?
- En general, sí. Estoy muy contenta de seguir ayudando a España en lo que puedo, de mi familia, de mantener muchos amigos desde mi época colegial, de la hípica, de la vela, del esquí y de haber podido añadir más a lo largo de estos años. Me gusta desarrollar un trabajo que me permite ayudar a los demás y estar cerca de ellos. Compartir sus inquietudes es una suerte de la que soy plenamente consciente.
- ¿Qué le pide al futuro?
- Al futuro colectivo le pido todo lo que pueda dar sentido a la vida y conseguir un mundo mejor. Y, en lo particular, seguir desarrollando mi labor y ver a mis hijos crecer como personas felices y responsables.
- ¿Qué es lo que más valora de su trato personal con los ciudadanos en los actos públicos a los que acude?
- Sin duda, el cariño y la cercanía de la gente hacia mi familia y hacia mí. No solo en los actos oficiales, sino también cuando viajo por motivo de mi trabajo o de actividades privadas, por toda España.
- ¿Qué experiencia le ha aportado su trabajo en la Fundación Mapfre, durante estos cinco años, como directora de Proyectos Sociales y Culturales?
- Además de la experiencia de incorporarme a una gran empresa, me ha enseñado a trabajar en equipo, a valorar más el esfuerzo, a ver la capacidad de lucha y superación de muchas personas. Cada día estoy más satisfecha con mi actividad diaria y con el apoyo que hacemos a diferentes instituciones mediante las acciones sociales y culturales que desarrollamos desde la propia Fundación. Gracias a estas acciones, he podido conocer de cerca y desde una perspectiva diferente otras realidades, tanto de nuestro país como del extranjero.
- ¿Ha notado desde este puesto la mella que la crisis ha hecho en la sociedad española?
- Por supuesto. Se han multiplicado las solicitudes de ayuda que recibimos, ante lo que la propia Fundación ha tenido que reaccionar e incrementar el presupuesto para colaboraciones con los colectivos que más ayuda necesitan en estos momentos.
- ¿Qué cree que puede aportar a la sociedad desde su puesto de trabajo?
- Ayudar a los que más lo necesitan de manera más cercana y directa. Desde aquí trabajo en proyectos concretos que contribuyen a mejorar la vida a muchas personas con diferentes necesidades.
- De la sociedad española, ¿qué es lo que más le llama la atención desde su punto de vista profesional?
- Algo que ya conocía de la sociedad española, pero que estoy teniendo la oportunidad de constatar: El espíritu de colaboración y la implicación de forma desinteresada, en el día a día, por mejorar la vida de la gente.