La Reina, la Princesa de Asturias y la infanta Elena enarbolan la 'banderita' de la Cruz Roja
Las damas reales presiden tres de las más de cien mesas petitorias instaladas en Madrid como es tradición en esta jornada de cuestación
Las damas de la Familia Real han salido a las calles madrileñas con hucha en mano para celebrar el Día de la Banderita. La fiesta de la Solidaridad, que se celebra desde principios del siglo XX y que más que nunca convierte a Madrid en capital del compromiso social, ha sido presidida un año más por la Reina y ha contado con la ya habitual colaboración de la Princesa de Asturias y la infanta Elena.
Como en años anteriores, doña Sofía, doña Letizia y doña Elena han sido voluntarias de la causa y han presidido las mesas ubicadas en el Congreso de los Diputados, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación y la Comunidad de Madrid, respectivamente. La cuestación de este señalado día supone la mayor fuente de ingresos para que Cruz Roja Española sufrague sus proyectos solidarios y por eso las damas de la Familia Real española participan tradicionalmente –su colaboración se remonta al año 1889- en esta fecha marcada con cruz roja en el calendario oficial, y que en esta ocasión ha estado llena de divertidas anécdotas.
Como tres chicas de la Cruz Roja más, han impuesto la banderita en la solapa de quienes se han acercado a realizar su contribución y aportar su granito de arena. Y a juzgar por el gran número de visitas que han recibido, parece que la crisis económica por lo menos no ha hecho mella en el espíritu solidario. Pero muchos de los que han hecho su donativo, han aprovechado la coyuntura y, además de la insignia, se han llevado a casa la prueba gráfica del encuentro real.
Una de las anécdotas de la jornada se produjo a la llegada de la doña Sofía, presidenta de honor de Cruz Roja, a su mesa petitoria en el Congreso de los Diputados. Salió a recibirla la vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, lo normal, pero ésta ha tenido un desafortunado tropiezo y ha caído al suelo. Con sentido del humor ha dominado la situación: se ha levantado y ha conducido hasta la mesa de la Cruz Roja a la Reina, que desde entonces recibió muy cariñosa la visita de bebés, jóvenes y mayores, colaboradores de todas las edades, y con una enorme sonrisa de oreja a oreja la de su hijo, el príncipe Felipe, que le dio dos besos en la mejilla y, gentilmente, otro en la mano. Como ya es tradición, tampoco este año ha faltado el caballero entre las damas. El Príncipe de Asturias se acercó, como un viandante más por las calles de Madrid, hasta los distintos puntos de cuestación de su familia dejándose fotografiar de camino por sus admiradores.
Otra mesa con cola de espera fue la de la infanta Elena. La hija mayor de los Reyes ha estado recaudando donativos justo debajo del mítico reloj de la Puerta del Sol, que probablemente dé la campanada con una fabulosa recaudación. La Infanta, con un traje pantalón azul marino con raya diplomática, que contrastaba con un jersey claro, obsequió a sus visitantes con la mejor de las sonrisas. Pero la mesa de la Princesa de Asturias volvió a ser la más animada. Como el año pasado, volvió a recibir el beso de su marido y la visita un grupo de moteros, con los que ha estado charlando mientras les ponía la bandera; de varios bebés, algunos incluso recién nacidos, a los que ha mimado y ha cogido en brazos, y hasta la de un grupo de danza senegalés, al que la Princesa ha saludado después de su actuación… Las mil y una caras de la solidaridad.