Con el Rey aún de baja, recuperándose de su última intervención quirúrgica de una hernia discal, el Príncipe de Asturias continúa asumiendo la agenda oficial que le correspondería a don Juan Carlos; haciéndose cargo también, junto a la princesa Letizia, de la que les correspondería a los Reyes, y demostrando una y otra vez que ambos siempre están en su papel. El que se les exige como futuros soberanos y al que, como volvimos a ver anoche, están más que hechos. Ayer los Príncipes fueron los encargados de recibir en el Palacio de El Pardo al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, y a su mujer, la señora Ban Soon-Taek, que han viajado a España con motivo de la reunión de primavera de la Junta de Jefes Ejecutivos (CEB) del sistema de Naciones Unidas, que se celebra en Madrid del 4 al 7 de abril.
Doña Letizia brilló como lo hacían las lentejuelas de su vestido. La Princesa lucía para la ocasión un conjunto de su diseñador de cabecera Felipe Varela, formado por chaqueta negra con solapa y falsos bolsillos de seda y vestido con paillettes, que combinó con zapatos nude acharolados. También don Felipe, que con anterioridad a la recepción mantuvo un encuentro con el Secretario General de la ONU, acaparó la atención de todos los presentes durante su breve discurso mientras hacía el brindis ante la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo; la exvicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, y la Alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que junto a otras invitadas puso la nota de color a la noche. A una noche con luna de papel... el de los Príncipes de Asturias.