Los Príncipes de Asturias han vuelto a visitar al vecino del A: Portugal. La puerta de al lado, que siempre invita a pasar, permanecía esta mañana abierta para recibir a don Felipe y doña Letizia, que entraron sintiéndose como en casa. Después de la cálida bienvenida y los cariñosos saludos entre vecinos, los Príncipes de Asturias han hecho una ofrenda ante el monumento del escritor y poeta portugués Luís Vaz de Camoes (1524-1580) y, a continuación, anfitriones e invitados se han puesto a trabajar codo con codo para promover en un momento crucial para ambos la cooperación económica y cultural. Así, la visita de los Príncipes -la tercera desde la toma de posesión del primer mandato presidencial del Jefe de Estado portugués, Aníbal Cavaco Silva, en marzo de 2006- discurrirá a lo largo de los próximos tres días entre reuniones con las principales autoridades del país, la comunidad española y una amplia representación de intelectuales, emprendedores y políticos lusos.
Los Príncipes de Asturias, escoltados a caballo por los coraceros, se dirigieron a la sede de la presidencia, el Palacio de Belem, a las orillas del río Tajo y próximo al emblemático Monasterio de los Jerónimos, donde fueron recibidos por el Presidente de la República y su mujer, María Cavaco Silva. Tras las muestras de cortesía -don Felipe y doña Letizia obsequiaron al dirigente luso con una reproducción del mapa de Portugal de 1778 y el mandatario les correspondió con una botella de Oporto del 68, año en que nació el Príncipe, además de un decantador de Atlantis-, el Jefe de Estado luso y su esposa se reunieron con los Príncipes en una ceremonia habitual en las visitas de dignatarios extranjeros previa a la reunión de trabajo con el Heredero. A continuación, le ha seguido un almuerzo en Belem en el que Cavaco ha querido reunir a un grupo de destacados exponentes de la más reciente y exitosa generación de portugueses, muchos coetáneos de los Príncipes, cuyas obras, empresas o proyectos han destacado dentro y fuera de este país de diez millones y medio de habitantes.
Por la tarde, volvieron a demostrar que la cercanía no es sólo física, también afectiva. Los príncipes Felipe y Letizia fueron recibidos en el Parlamento por líderes de los partidos lusos y después asistieron a su cita con la colonia española en los jardines de la embajada, en el histórico Palacio de Palhavá que se levanta en la plaza de España de la capital lusa. Entre los ochocientos invitados a la cita, se encontraban numerosas personalidades portuguesas, desde ex jefes de Estado a académicos y miembros del Gobierno, junto a una amplia representación de los muchos empresarios y profesionales españoles residentes en Portugal, donde están censados, en total, trece mil españoles. Un concurrido acto en el que don Felipe abogó por un “verdadero hermanamiento-hispano portugués”: “En estos tiempos de crisis debemos esforzarnos por conseguir que esos intercambios se consoliden e incluso sigan creciendo”.
Los Príncipes de Asturias visitarán en su segunda jornada el Laboratorio Ibérico de Nanotecnología en Braga, un centro internacional creado por los dos países con el objetivo de convertirlo en un centro de referencia mundial en su especialidad. Ese mismo día se reunirán con una representación de intelectuales, empresarios y personalidades relevantes de Portugal y por la noche asistirán a una cena que ofrecerá en su honor Cavaco Silva en el Palacio de Queluz, en las cercanías de Lisboa.
La visita concluirá el viernes con un encuentro con empresarios portugueses y españoles organizado por la Camara Luso Española de Industria y Comercio, la más importante del país, y una reunión con el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho. Finalmente, presidirán la entrega de los premios Europa Nostra, una organización presidida por el tenor Plácido Domingo que vela por el patrimonio histórico del Viejo Continente. Ese será el último acto antes de cruzar el umbral de la puerta del A y regresar a casa.