La infanta Cristina ha vuelto a la vida social tras la breve visita que realizó su madre, la reina Sofía, a Washington a finales de abril para visitar a su familia con ocasión del décimo cumpleaños de Miguel Urdangarín. La duquesa de Palma hizo este miércoles una visita guiada personalizada en la National Gallery of Art de Washington a la exposición Joan Miró: la escalera de la evasión, que muestra al pintor más combativo políticamente.
La muestra pone el acento en la faceta más combativa políticamente del pintor, crítico con los convulsos años treinta y cuarenta en España, y también la más vinculada a sus raíces catalanas y a su reivindicación de esta cultura oprimida en algunos periodos históricos.
La hija de los Reyes pudo repasar la amplia exposición, que recoge 120 pinturas, aunque la prensa sólo presenció cómo llegó a la sala de exposiciones y contempló el cuadro principal de la muestra, La granja. Doña Cristina escuchó las explicaciones del comisario de la exposición, Harry Cooper, sobre esta pintura, que refleja los orígenes del pintor catalán y resume los rasgos básicos de su trayectoria.
Pese a ser española y tener vínculos con la cultura catalana, la duquesa de Palma animó al comisario estadounidense a liderar las explicaciones de la visita y se mostró especialmente interesada en la vinculación de la obra La granja con el escritor estadounidense Ernest Hemingway, que fue el primer propietario del lienzo.
La infanta hizo la visita fuera del horario de apertura del museo, acompañada por el encargado de Negocios de la Embajada española en Washington, Juan Manuel Molina, y Andrew Davis, como representante de la delegación catalana en Estados Unidos. La visita de doña Cristina, que iba vestida con una blusa crema, pantalones negros, brazalete dorado y un discreto bolso, fue el preámbulo a una cena de gala que la National Gallery of Art ofreció a invitados exclusivos del mundo cultural y social de la ciudad.