Si hay un acto ideal para la princesa de Asturias seguro que tiene que ver con la literatura. Y si hay niños de por medio más aún. Así, mientras el príncipe Felipe se encontraba de viaje oficial en Nicaragua, doña Letizia asistía ayer a un compromiso muy de su gusto. La princesa apoyó las iniciativas para fomentar el interés por la lectura durante una visita al XXXV Salón del Libro Infantil y Juvenil de Madrid, en la que compartió sus actividades con los niños y conoció las perspectivas de un sector que combate con eficacia la crisis. Reconocida gran lectora, doña Letizia, que regaló al príncipe Felipe en su pedida de mano una edición de 1850 de El doncel de don Enrique el doliente, de Mariano José de Larra, posó con un grupo de niños a los que trató de inculcar su pasión por la lectura, algo que también hace con sus hijas, las infantas Leonor y Sofía.
La princesa se mostró cercana y a la altura de todos. Lució para la ocasión un traje sastre en gris marengo y una camisa de seda en color naranja. Un atuendo que no le impidió sentarse en el suelo con los pequeños para presenciar en el salón de actos un espectáculo de cuentacuentos que implica a niños de ocho años en la pervivencia de historias clásicas mediante la tradición oral. Tan ensimismados estaban los chavales que la mayoría de ellos ni se dio cuenta de que una princesa real se sentaba con ellos en el suelo para presenciar el espectáculo y conversar brevemente con algunos de los lectores más pequeños, tras haber recorrido acompañada por el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, y la presidenta del Consejo General del Libro Infantil y Juvenil, Sara Moreno, las instalaciones del Salón, que permanecerá abierto hasta el próximo sábado con una variada oferta de actividades gratuitas.
Libreros, editores, autores y otros expertos en literatura infantil y juvenil se reunieron durante una hora con doña Letizia en el madrileño Centro Cultural Galileo, sede de la actual edición del salón, para exponer los logros y las necesidades de un sector emergente, que representa ya casi la quinta parte de la producción editorial española y continúa su crecimiento pese a la crisis. Entre ellos se encontraba el joven Javier Ruescas, un conocido autor de literatura fantástica que se considera un activista del fomento de la lectura a través de internet y que, por su experiencia, se muestra muy optimista sobre el futuro del libro -con formatos cambiantes según avanza el uso de las nuevas tecnologías- como una alternativa de ocio juvenil tan potente como el cine. La presente edición está dedicada a la música, con el lema genérico Este cuento me suena, y bajo este mismo título reúne obras de los mejores ilustradores actuales, en una de las tres exposiciones organizadas para la ocasión, junto a la monográfica sobre la escritora Maite Carranza y el ilustrador Emilio Urberuaga y la muestra dedicada a los ganadores del Premio Lazarillo.