Si por algo recordarán los Príncipes de Asturias su visita oficial a Perú, viaje que realizan para reforzar las relaciones entre este país y España, será sin duda por la gran acogida que los peruanos les han brindado durante su estancia. Don Felipe y doña Letizia llegaron este martes a Lima con una apretada agenda que cumplir y dispuestos a aprovechar al máximo su presencia en el país andino.
El Heredero y su esposa fueron recibidos por el presidente Alan García y, tras ser saludados por el gobernante y el ministro de Exteriores, José Antonio García Belaúnde, ingresaron en el Palacio para mantener reuniones separadas: el Príncipe, con el presidente García, y la Princesa con la hija del mandatario, Josefina, que ejerce en esta ocasión de Primera Dama.
En las escalinatas de Palacio, mientras sonaban los himnos nacionales de España y Perú, el presidente peruano se saltó el protocolo con doña Letizia. Extrañado de que la Princesa no hubiera accedido junto a su esposo por la alfombra roja, sino que se unió a ellos en mitad de los himnos pasando por detrás de los periodistas, Alan García la tomó del brazo y volvió a recorrer la alfombra roja con ella sola en los dos sentidos. Fernán Altuve, egidor electo de la Municipalidad de Lima, responsabilizó de este descuido al jefe de Protocolo de Palacio de Gobierno.
Para su primera jornada en Perú, la Princesa de Asturias decidió no arriesgar en su vestuario y, fiel a su estilo, se decantó por el vestido fucsia entallado con jaretas y zapatos de tacón a tono que ya lució durante la visita oficial del presidente francés Nicolás Sarkozy y la primera dama, Carla Bruni, el pasado año. Un diseño muy aclamado que también eligió el pasado mes de marzo durante uno de sus encuentros con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, durante el Día de la Mujer Trabajadora.
Los Príncipes comenzaron su visita con una ofrenda floral ante el Monumento a los Precursores y Próceres de la Independencia en la Plaza Simón Bolívar, una importante tradición en el país americano que los Príncipes quisieron cumplir. Don Felipe y doña Letizia depositaron una corona de laurel en un sencillo pero colorido acto al que asistieron representantes de los tres ejércitos de Perú.
Tras la recepción en Palacio, los Príncipes visitaron el Congreso de la República antes de un almuerzo privado. Posteriormente acudieron a la Casona de San Marcos, sede de la universidad decana en América, donde el Heredero de la Corona española presentó ante una nutrida representación del mundo cultural peruano el Diccionario de Americanismos. En la universidad, don Felipe centró su discurso en la importancia del español como punto de unión de todos los países latinoamericanos y destacó la “intensa variedad de vínculos culturales, económicos y sociales de España con Perú y con todos los países iberoamericanos”.
El último acto de la jornada tuvo lugar de nuevo en el Palacio de Gobierno, donde los Príncipes disfrutaron de una cena oficial ofrecida por Alan García. Para esta ocasión doña Letizia tiró de nuevo de fondo de armario y volvió a deslumbrar, tal y como hiciera el pasado mes de junio en la cena prenupcial de la princesa Victoria de Suecia, con un espectacular diseño de Felipe Varela: un vestido rojo palabra de honor con falda de cintas bordadas formando rosas y destacada abertura, que una vez más no dejó indiferente a nadie.
Durante su visita a las instalaciones del Parlamento peruano, los Príncipes recibieron en privado, de mano del Presidente del Parlamento, César Zumaeta, y su esposa, Yary Valencia de Zumaeta, dos regalos muy especiales en nombre de la misión internacional de la Human Security Association y ONU como símbolo de unión entre organizaciones internacionales: un chal y una chalina de Vicuña –un animal autóctono de las sierras peruanas en peligro de extinción- color “camello”, un guiño a la milenaria cultura de la firma peruana Kuna.
La segunda jornada de la visita oficial de don Felipe y doña Letizia, que tendrá lugar a lo largo del miércoles, tendrá un marcado acento económico por la voluntad de España de fomentar el comercio bilateral con el país andino.