Con su correspondiente distintivo en la solapa de su chaqueta, la infanta Elena presidió una de las mesas de cuestación del Día de la Caridad, que anualmente organiza Cáritas. A pesar de los chaparrones que caían intermitente sobre Madrid, todo el que se acercó por los alrededores del número 26 de la calle Alcalá tuvo la oportunidad de aportar su granito de arena y ver además de cerca a un miembro de la Realeza.
Muy cercana y haciendo gala de una gran simpatía, doña Elena atendió al público sin perder la sonrisa, intercambiando con los más generosos unas palabras tras prenderles el distintivo de la ONG en la solapa. Fue una mañana llena de anécdotas la que vivió la Infanta, ya que no sólo la organización recibió “regalos”. Uno de los ciudadanos le entregó dos gorras y un balón de baloncesto, ¿quizá para sus dos hijos?, que doña Elena cogió encantada al comprobar el cariño con el que se los habían traído.
Tampoco reparó en hacerle carantoñas a un perrito que una señora llevaba bajo el brazo en el momento de hacer su aportación, aunque el animal se mostró un tanto tímido al estar tan cerca de un miembro de la Familia Real. Un rato sin duda para el recuerdo que la Infanta repite todos los años, tras coger el testigo de su madre la reina Sofía. En este 2010 se celebraba además una ocasión histórica: el 50 aniversario de este día de la Caridad, con más significado en estos tiempos en los que se han multiplicado las ayudas con motivo de la crisis.
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