La agenda de doña Letizia en solitario es cada vez más abultada. Seis años después de convertirse en Princesa de Asturias, la esposa de don Felipe demuestra que tiene la suficiente seguridad y aplomo para presidir cualquier tipo de acto, inclusive los castrenses.
La Princesa había asistido a otros actos similares -como la celebración de la Jura de Bandera del Príncipe- pero ésta es la primera vez que preside en solitario un acto de estas características en el que, además de los 73 nuevos Guardias Reales, que han terminado su periodo de formación y que se incorporan a la Unidad, realizan su Juramento o Promesa a la Bandera un grupo de 50 civiles que han expresado su deseo de hacerlo en esta ceremonia. Los cometidos de estos profesionales son proporcionar la guardia militar, rendir honores y dar escoltas solemnes a Su Majestad el Rey y a los miembros de la Familia Real que se determinen, así como a los Jefes de Estado extranjeros de visita oficial en España, cuando se ordene.
Doña Letizia siguió atentamente el acto desde la tribuna y volvió a dar una lección de elegancia con su atuendo, un primaveral traje de chaqueta blanco que combinó con una blusa malva. También pasó revista a los Guardias Reales en compañía del Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Fulgencio Col, en el Cuartel 'El Rey' del Palacio del Pardo.
La Princesa de Asturias protagonizó la anécdota de la jornada ya que uno de sus tacones casi se rompe por lo que estuvo a punto de perder el equilibrio y caerse. Afortunadamente, las personas más próximas se apresuraron a cogerla para evitar el posible percance.
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