Quedan apenas unas horas (se entregan hoy viernes a las seis y media de la tarde) para que, un año más, Oviedo vista sus mejores galas. El motivo no es otro que la entrega de los premios Príncipe de Asturias que en esta edición reconocerán, entre otros, a la ciudad de Berlín en el XX aniversario de la caída del muro, a la Organización Mundial de la Salud y al arquitecto Norman Foster. Don Felipe y doña Letizia, anfitriones de este evento, hacen frente estas jornadas a una apretada agenda de audiencias en la que han dejado un hueco para una cita con la música.
Ambos presidieron el concierto de clausura de la XVIII Semana de Música, organizada por la Fundación Príncipe de Asturias y Cajastur, que tuvo lugar en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Fue Maximiano Valdés el encargado de coger la batuta para dirigir las partituras que interpretaron los integrantes de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias. Entre los solistas que interpretaron la ópera La vida breve, de Manuel de Falla, estaban Lola Casariego (soprano), Marina Pardo (mezzo), José Ferrero y Álvaro Vallejo (tenores), Pedro Sanz (cantaor), Alfredo García (barítono) y Josep-Miquel Ramón (bajo).
Una vez más doña Letizia fue el centro de atención de todas las miradas y de nuevo consiguió sorprender con un estilo a la última moda. Cuidó y combinó hasta el último detalle: blusa en raso marino, falda de lana cocida troquelada de color negro de Felipe Varela y zapatos de Magrit. En esta ocasión la Princesa llevó el pelo suelto, un estilo que le gusta mucho, aunque se hizo una especie de moldeado y semirecogido muy favorecedor.
No será hasta esta tarde cuando se desvele uno de los secretos mejor guardados de esta entrega de premios: el traje escogido por la Princesa de Asturias para galardonar, un año más, a las personalidades más relevantes en los distintos campos científicos y sociales.