Los pasos de la Princesa de Asturias no son los mismos hoy que ayer. Doce centímetros los separan. Y es que se ha apeado de sus taconazos de siempre y ha cambiado sus peep-toes y sandalias –un must en su guardarropa- por unas bailarinas. Desde que comenzó la era doña Letizia, todo lo que ha llevado ha sido sometido a rígida auditoría y escrupuloso análisis por los entendidos en la materia de la elegancia. Y hoy no ha sido diferente. Toda la atención ha recaído sobre la planicie de los nuevos andares de la esposa del Heredero por los salones del palacio de La Zarzuela durante la audiencia a los participantes en la IV edición del programa Becas Europa, de la Universidad Francisco de Vitoria. Un cambio de alturas, tal vez con dobles intenciones: la obvia estética y la sutil de acercamiento a la juventud.
Su actitud marchaba al menos en esa dirección de proximidad. Don Felipe y doña Letizia han departido con los estudiantes y con el rector de la Universidad Francisco de Vitoria, Daniel Sada Castaño, en el transcurso de una audiencia que ha durado más tiempo de lo habitual, según han asegurado fuentes de la Casa del Rey. Si no sin hora, sí sin esclavitudes de horario, los Príncipes han hecho un alto en el camino para conocer este programa dirigido a los 50 alumnos preuniversitarios con mejor expediente que tiene como fin premiar y hacer entender a la juventud el profundo significado de ser universitario. Los estudiantes explicaron a los Herederos que disfrutarán de un viaje de tres semanas alrededor de Europa, visitando las principales universidades y asistiendo a conferencias, coloquios, recepciones y encuentros con importantes personalidades políticas, académicas y culturales del panorama actual europeo, así como a actividades de ocio. Una experiencia única para que su etapa universitaria sea a paso llano. Como el que hoy llevaba doña Letizia.
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