Don Felipe y su esposa, doña Letizia, permanecieron a solas con el Pontífice en su biblioteca privada durante seis minutos. A continuación, se unieron a la audiencia, que se prolongó en total 25 minutos, el séquito que les acompañaba. Juan Pablo II, en un encuentro marcado por la cordialidad y el cariño que el Pontífice siente por España, agradeció a los Príncipes que hubieran ido al Vaticano a recibir su bendición nada más casarse y deseó a los recién esposos que "Dios les ayude en este nuevo estado de vida, para que formen un hogar feliz", que sea "referencia ejemplar" para las familias españolas.
La Virgen del Pilar para el Papa
Los Príncipes obsequiaron con una imagen de la Virgen del Pilar en plata con sus firmas al Papa, que correspondió con veinte medallas con los Misterios del Rosario. Tras la audiencia, los Príncipes de Asturias visitaron la basílica de San Pedro del Vaticano, donde oraron ante la tumba del Apóstol, besaron el pie de la gran estatua en bronce de San Pedro y contemplaron 'La Piedad', de Miguel Ángel, y, a continuación, se dirigieron a la capilla de san Girolamo, donde se encuentra el cuerpo incorrupto del papa Juan XXIII. Antes de regresar a Madrid, don Felipe y doña Letizia, muy elegante con un vestido negro y una chaqueta blanca, ribeteada en negro, con zapatos y bolso a juego, se reunieron en la embajada de España ante la Santa Sede con el cardenal Sodano y los purpurados, obispos y monseñores españoles de la Curia.
No se trataba de la primera vez que [don Felipe] visitaba al Papa en el Vaticano. Su primer encuentro con el Santo Padre en la Santa Sede se produjo en 1983, con tan sólo quince años, cuando los Reyes acudieron acompañados por sus tres hijos. Hoy, una década después, vuelve acompañado por su esposa, la princesa Letizia, que ha presentado al Pontífice.