De sobra conocida es en Dinamarca la afición de los príncipes Federico y Mary al rock y al pop, especialmente en el caso del Heredero, rockanrolero del alma y habitual de los conciertos de grandes estrellas que visitan Copenhague. Y todo apunta que, al igual que la Corona, se hereda también en la Familia Real danesa el gusto por la música.
Parece que los Príncipes han transmitido a sus hijos su interés musical, de ahí que anoche decidieran llevarse consigo a su hijo mayor, el príncipe Christian, de 8 años, al megaconcierto de más de dos horas que Justin Timberlake dio en el estadio Parken de Copenhague, hasta las 11:30 de la noche, y al que acudieron miles de personas que abarrotaron el recinto. "Si Justin Timberlake no hubiera estado aquí, no me habría encontrado tan bien", dijo el príncipe Federico de forma críptica al diario Ekstra Bladet al entrar en el estadio.
Para la ocasión, la princesa Mary eligió un look in black de lo más moderno y favorecedor. Estaba guapísima con un abrigo tres cuartos sin solapa, con cuello a la caja y con cremallera dorada, que combinó con unos pitillos negros remetidos bajo los botines y, como complemento, un bolso de piel trenzada. Puso el único toque de color con una rebeca verde esmeralda. Además, dejó su melena, ahora más castaña, suelta, lo que le aportó una gran naturalidad.
Por su parte, el príncipe Federico optó por un estilismo más deportivo, con cazadora estilo bomber gris marengo y vaqueros, al igual que su hijo mayor, que vistió para su primer concierto de masas un plumífero bicolor (hombros y capucha en azul marino y cuerpo en gris) y también vaqueros. Lejos del estricto protocolo que marca su agenda oficial, los Príncipes de Dinamarca demostraron que son, y que se comportan, como cualquier familia.