Hoy en día las princesas, lejos de encerrarse en sus castillos como antaño, hacen uso de su cargo y su influencia por todo el mundo para llevar un mensaje de esperanza allá donde todo parece perdido. Mary de Dinamarca, princesa de su tiempo, pone alma, corazón y vida en su papel de consorte del Heredero y no para en palacio, especialmente si es a favor de los más necesitados. Motivo que le ha llevado a emprender una visita de tres días a Birmania centrada en la difícil situación de las mujeres en este país asiático, que ha iniciado en los últimos años un proceso de apertura al exterior tras medio siglo dirigido por una junta militar.
La Princesa, que es protectora del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y de la ONG danesa Ayuda al Refugiado, viajó acompañada por el ministro de Cooperación danesa, Rasmus Helveg Petersen. La visita comenzó el viernes en un centro juvenil en Rangó apoyado por UNFPA, donde la princesa Mary se sentó a charlar con un grupo de jóvenes sobre cuestiones de educación sexual y de prevención de enfermedades venéreas, y luego recorrió el local y presenció una actuación musical y de danza: "Su tradición y cultura es un gran reto para hablar sobre enfermedades sexuales, y eso les hace difícil conocer sus cuerpos y tomar una decisión fundada sobre lo que significa una relación sexual con otra persona", declaró a la televisión pública DR la princesa al finalizar la visita.
El siguiente punto del día fue la clínica internacional Marie Stopes, una organización internacional que trabaja para la planificación familiar, el cuidado de los bebés y la prevención y tratamiento del VIH. La Princesa se mostró muy cariñosa con los enfermos con los que se detuvo a hablar. Por la tarde, la esposa del príncipe Federico acudió a una recepción para daneses que trabajan en Birmania y empleados de ONG.
La agenda del sábado se abrió en la pagoda Shwedagon, un popular templo budista de más de 2.500 años de antigüedad. De ahí, la princesa Mary y el resto de la delegación danesa se desplazaron en un avión privado al estado de Rakhine, uno de los más pobres del país y situado en la frontera con Bangladesh. Allí trabaja Ayuda para el Refugiado con un proyecto para proteger a los desplazados internos, en especial mujeres y niños, un proyecto del que es protectora la Princesa. Mary de Dinamarca mantuvo una reunión con el personal danés que participa en el proyecto, además de con el presidente de esta región birmana.
Al día siguiente, pudo visitar el campamento de Say Tha Mar Gyi, donde viven más de 115.000 desplazados, la mayoría musulmanes, y luego se desplazó al campamento de Sat Roe Kya, donde viven miles de budistas también desplazados de sus lugares de origen, otro proyecto que cuenta con el apoyo de las autoridades danesas. Un apretado programa con el que la princesa Mary volvió a poner el corazón al servicio de los más necesitados.