Son escasas las ocasiones en las que podemos ver a los miembros reales mostrar en público sus sentimientos. El estricto protocolo que rige sus actos oficiales no suele dejar licencia para gestos como los que nos regalaron este fin de semana la reina Margarita de Dinamarca y su marido, el príncipe Henrik. Como dos enamorados más pasearon abrazados por las inmediaciones de la fábrica petroquímica Gulf, ubicada en Bahrein, país al que llegaron el pasado jueves invitados por el monarca Hamad bin Isa Al Khalifa y del que se despidieron el sábado tras tres días de visita oficial.
La reina Margarita, muy juvenil con un vestido azul marino de rayas blancas cinturón rojo y bolso a juego, y el príncipe Henrik, muy elegante con un traje de chaqueta gris verdoso, se mostraron de lo más felices durante la rueda de prensa que ofrecieron y no dejaron de reír poniendo de relieve la gran complicidad que hay entre ellos.
La Reina y su esposo, que el pasado mes se convirtieron nuevamente en abuelos, se han dejado seducir por el encanto de la cultura árabe y han exprimido al máximo estos tres días de visita oficial a Bahrein. Con el motivo de fortalecer las relaciones entre ambos países, Margarita de Dinamarca y el príncipe Henrik han tenido tiempo, además de reunirse con los empresarios más importantes del país, de visitar las joyas arquitectónicas más significativas de Bahrein como el museo de Qal'at al-Bahrain y el templo Barbar, la ciudad de Muharraq, el Palacio Al Areen y la pista de carreras de Fórmula Uno.